Las emociones permiten a los animales sobrevivir al disponer en su organismo de toda la energía en el sistema muscular para actuar, y en los órganos sensoriales para percibir. De este modo, a través de los centros cerebrales correspondientes al paleocerebro en el ser humano, la activación de las cápsulas suprarrenales emite a la sangre altas cantidades de cortisol que facilitan una rápida respuesta en el organismo. Pero, al disponer de toda la energía para los músculos, se obtiene una deprivación en la irrigación del resto de los órganos y sistemas siendo el sistema digestivo y el sistema nervioso los más afectados. De ahí que en situaciones de estrés, con alto consumo de energía, los docentes generan todo tipo de trastornos que son, en definitiva, un reflejo de que están haciendo una mala gestión de sus recursos energéticos. Pero sobre todo, sin darse cuenta, la energía que en una situación de estrés prolongado pueden tener los docentes, es restada al cerebro consiguiendo una capacidad de razonamiento, de decisión y de afrontamiento de los problemas muy inferior a la que están habituados.
El descontrol emocional del docente se produce fundamentalmente por la falta de adecuación de su hacer docente a aquel ideal de profesor que les gustaría ser. “Hay días que me encantaría largarme de aquí, dar un portazo al salir, decir al director que se meta el trabajo donde le quepa, tirar cuesta abajo hacia el transbordador…” decía Court.
Por este motivo, el método de pensamiento emocional les ayuda a gestionar sus emociones y sentimientos negativos como el miedo.
El miedo que es aquella emoción que les hace luchar o atacar, huir o quedarse paralizados. Muchas veces los docentes sienten miedo y en otras ocasiones se colocan barreras para defenderse y luego esas mismas barreras no los dejan crecer. El estrés es ese sentimiento que sienten los profesores cuando se ven presionados, sobrecargados de trabajo. Cuando esto ocurre las bajas por enfermedad son frecuentes llegando a alcanzar entre el 50 y el 75%. La ansiedad es ese sentimiento indefinido que nos hace estar alerta sin saber muy bien la razón que la provoca. Esa situación les hace consumir energías que podrían dedicar, por ejemplo, a mejorar sus metodologías como docentes o a conocer mejor a sus estudiantes. Y, a veces, el miedo del docente se convierte en angustia. Todos hemos conocido docentes con el síndrome de la tarde del domingo cuando sienten la angustia de tener que enfrentarse al día siguiente con un determinado grupo de estudiantes. Pero, la peor reacción del docente es la depresión.
Por ello, el método de pensamiento emocional propone actividades de control físico y de control mental. El control físico es la primera de ellas. Todos los docentes cuando entran en el aula utilizan como máquina nuestro propio cuerpo. Depende de como entran en ella, los estudiantes advierten su estado de ánimo, el nivel de autoestima, la capacidad de control emocional, el nivel de motivación, etc. Aunque anhelan que ellos no adviertan sus sensaciones y pensamientos, los estudiantes los descubren fácilmente porque son un número alto de observantes, 25 de media por aula, y a lo largo de todo el curso. Este es el motivo por el que los docentes deben aprender a tener el máximo control sobre nuestro cuerpo. Para ello, el método de pensamiento emocional, les propone un conjunto de técnicas a desarrollar que les permitirán mejorar su control físico. Así, aprender a hacer ejercicios de relajación y respiración, como nos indican (Cox y Heames). El ejercicio físico, especialmente caminar y hacer deporte que no requiera grandes esfuerzos; ejercicios aeróbicos, yoga, tai-chi o pilates; o también, aromoterapia, acupuntura u otras técnicas como las que nos indica Servan-Scheiber.
Pero, lo más importante que el control físico es el control mental. El método de pensamiento emocional fomenta la reflexión, el cambio cognitivo como medio para cambiar las emociones y sentimientos negativos en otros positivos. El estilo cognitivo del docente es determinante del control emocional por lo que el método de pensamiento emocional propone un conjunto de ejercicios para establecer ese cambio.
El método de pensamiento emocional les propone desarrollar las doce recomendaciones que Albert Ellis indicaba que posee una persona equilibrada:
- Siente interés por sí mismo.
- Tiene intereses sociales.
- Es responsable de sí mismo.
- Es tolerante con los errores.
- Es flexible.
- Vive el presente.
- Realiza actividades.
- Practica el pensamiento racional.
- Se acepta a sí mismo.
- Toma decisiones.
- Acepta el término medio.
- Se responsabiliza de su vida.