En la actualidad, en la educación se está consciente de la importancia de la creatividad como competencia a desarrollar en las instituciones educativas, pero existe la interrogante de ¿Cómo deben ser los docentes que fomenten tal capacidad en sus estudiantes? Lo que primordialmente se tiende a pensar es que el docente que da vigor la creatividad en sus estudiantes, también es una persona muy creativa. En cierta forma es así, sin embargo, todo el mundo tiene capacidad creativa en mayor o menor medida, sólo es necesario saber despertarla de la inconsciencia que sufrimos en la adultez y conocer ciertos recursos y técnicas para conseguirlo.
Está claro que el docente que quiere potenciar la creatividad en sus aulas de clases, debe sentir que esta competencia es fundamental y necesaria en su materia. Por lo que implica elaborar una programación planificada de forma detallada, estableciendo claramente los objetivos que se quieren alcanzar, detallando las actividades y tareas que se van a realizar durante el curso proporcionando una finalidad y significado a las experiencias de aprendizaje e indicando los criterios por los que van a ser evaluados a final del curso. Para ello, debe caracterizarse por ser un docente capaz de organizar, sintetizar y modificar la información que le da a su alumnado para que sean ellos los que la trabajen de forma creativa.
El docente creativo es una persona que muestra un carácter abierto y flexible, sin miedo al que dirán, con confianza en sí mismo y en lo que hace, capaz de realizar un trabajo continuo y sistemático, con orden, pero no un orden desde un punto de vista rígido, sino más bien flexible. Asimismo, son docentes que muestran interés por el aprendizaje de sus estudiantes, son capaces de trasmitir esa confianza de sí mismos y, consecuentemente, la valoración de la capacidad creativa a sus estudiantes. Tienden a mostrar interés por las ideas innovadoras de sus estudiantes y suelen alentar los proyectos personales de éstos. En definitiva, crean un ambiente receptivo, de comunicación bidireccional con los estudiantes, viendo y sacando el potencial creativo tanto de los estudiantes con desventajas como de los que tienen ventajas en el aprendizaje.
Inhibiendo el tópico de que una persona creativa, esta persona es alguien extravagante y desorganizado, el docente creativo y que potencia la creatividad trabaja de forma organizada, ofreciendo amplias oportunidades a los estudiantes para emplear lo que aprenden como ayuda para discurrir y para la resolución de problemas, estimulando la creatividad con técnicas de preguntas y solución de problemas, dando respuestas creativas y, en la medida de lo posible, utilizan la fantasía como medio para establecer contacto con la realidad. Se puede decir que un docente con estas características correspondería a un docente competente y que realiza buenas prácticas.
En síntesis, las características que definen a un docente que es creativo y que potencia la creatividad serían las siguientes:
- Suministra de forma clara una finalidad y significado del aprendizaje.
- Es capaz de realizar un trabajo de forma sistemática y rigurosa.
- Abierto y flexible, con gran confianza en sí mismo, lo que realiza y enseña creando una atmósfera receptiva con los estudiantes.
- Muestra entusiasmo y respeto por las ideas de los estudiantes, alentando los proyectos personales.
- Estimula la creatividad de los estudiantes con técnicas, empleando la fantasía como herramienta de contacto con la realidad y dando multitud de opciones para discurrir y dar soluciones a diferentes problemas.
- Ante las dudas de los estudiantes da respuestas creativas, que susciten en el alumno el cuestionamiento y la indagación de los problemas.
- Ve y valora el potencial creativo tanto de los estudiantes menos brillantes como de los más brillantes.
Continuando con el pensamiento de Ortiz Ocaña, señala un decálogo del docente a tener en cuenta y que se indica a continuación:
- ORIGINALIDAD en su proyección profesional y desarrollo imaginativo de su labor docente, haciendo interesantes sus clases con elementos poco comunes y curiosidad.
- DIVERGENCIA en el acto pedagógico, planteando contradicciones y conflictos a los estudiantes, realizando autorreflexiones sistemáticas acerca de los productos de su actividad pedagógica y de sus estudiantes, utilizando aspectos novedosos para interesarlos.
- FLEXIBILIDAD en el trabajo pedagógico y libertad de acción en el diseño didáctico, aceptando opiniones, críticas o comentarios de los estudiantes.
- DINAMISMO y variedad de actividades interesantes en la clase, logrando actividad en la misma y un papel protagónico de los estudiantes.
- AUDACIA en el proceso pedagógico, utilizando una variada y actualizada bibliografía y asumiendo posiciones riesgosas, con iniciativa, independencia y autonomía.
- PERSISTENCIA y tenacidad en sus esfuerzos, búsqueda de nuevas vías de salvación ante un obstáculo, inconformidad con los logros alcanzados, satisfacción por los éxitos; insistencia en ideas pedagógicas que defiende aunque las circunstancias no le favorezcan.
- OBJETIVIDAD Ser claro y preciso en el desarrollo de sus clases, tener un conocimiento profundo de la esfera de su acción educativa y del programa que desarrolla, tener seguridad científica y académica.
- SOLIDEZ de criterios educativos, fundamentando y argumentando todo lo que explica en la clase, con confianza en sí mismo.
- AUTODESARROLLO en el plano científico y pedagógico, participación en los diversos eventos pedagógicos y científicos con los estudiantes, preocupándose por el desarrollo de cada uno de ellos, mostrando sensibilidad humana y medioambiental.