De acuerdo con el autor Gardner, quien afirma que todos los hombres no tienen las mismas facilidades de comprensión y expresión, clasificándolos en 7 marcos distintos de competencias intelectuales: el Lingüístico, el Lógico-matemático, el espacial, el musical, el cinestésico, el interpersonal y el intrapersonal. Esta afirmación de las Inteligencias Múltiples puede favorecer mejores condiciones de justicia y equidad, para que cada uno de los estudiantes tengan las mismas posibilidades de expresión y desarrollo de sus propias habilidades. Por esto mismo, propone que los programas de estudio sean acordes a cada cultura y su desarrollo, ocupándose de las diferencias significativas que se dan entre los individuos.
Realmente, la educación artística aporta a la formación general de las personas, estimulando el desarrollo de sus capacidades sensitivas, cognitivas, creativas, expresivas y prácticas. Este aporte se puede lograr en la institución educativa desde el ejercicio de cualquiera de las Artes, por la correspondencia entre ellas. Sin embargo, en la práctica, estos logros se frustran porque no a todos los estudiantes les agrada la actividad ofrecida por el docente especializado en un solo arte. Una de las virtudes del arte es el gusto en su producción, pero cada estudiante tiene su historia particular, experiencias artísticas previas, habilidades y gustos individuales.
Desde el punto de vista de la Ciencia Estética, se proponen algunos de los principales aportes del arte para la formación integral de las personas. Así la estética no solo se concibe como conocimiento sensible del mundo, donde se emplean todos los sentidos para apropiarse del entorno al interpretar y reflexionar acerca de las cosas y hechos percibidos o expresados artísticamente en valoraciones particulares. Además, se entiende como un modo que tiene el individuo para relacionarse con los demás, consigo mismo y con el medio, incorporando principios éticos, ambientales y salubres, intuiciones y emociones para tener una vida más digna, justa, espiritual y armónica. De esta forma se estimula el desarrollo sensible y cognitivo de los individuos y las sociedades, junto al fortalecimiento de las facultades creativas y expresivas que de hecho se favorecen con la práctica artística.
Con el proceso de las capacidades sensitivas el individuo optimiza sus percepciones e intuiciones, penetrando sus sentidos para conocer sensiblemente el mundo, mejorando así las relaciones estéticas de la persona consigo mismo, con el medio y con los demás. Si se reconoce que una de las funciones de la educación básica es que el estudiante comprenda el mundo y se prepare para vivir en ese mundo, desde el punto de vista del autor el mayor valor de la educación en general, se asume ésta como la capacidad más valiosa que la Educación Artística ayuda a formar.
Con el arte se desarrollan capacidades cognitivas lógico-verbales al conceptuar, razonar, valorar y enjuiciar estéticamente los trabajos artísticos propios y ajenos. Asimismo, se reflexiona en torno a los hechos y cosas de la realidad circundante que han de inspirar la obra del estudiante, estos hechos pueden ser dados como temas en la clase de Educación Artística.
La capacidad creativa que la práctica artística favorece a las personas, tal vez sea la más reconocida de todas, en algunos casos la única que se valora. Esta capacidad se debe aprovechar en la Educación Artística como una manera de articular las capacidades sensitivas y cognitivas para responder, originalmente, con innovación artística individual a las dificultades sociales y naturales del entorno real. También, se reconoce el arte como una actividad donde se usa ampliamente el pensamiento lateral y el hemisferio derecho del cerebro.
Las capacidades expresivas del hombre actual están muy menguadas, este es un mundo donde prima el individualismo y el egoísmo; así se vive una realidad con unas relaciones interpersonales cada vez más tecnificadas y menos humanas. Con la Educación Artística se promueve el uso de las artes como medio para comunicar las ideas y sentimientos propios, en palabras, con el cuerpo, o con obras, optimizando el modo en que se dan las relaciones entre los hombres al diversificar los medios de expresión.
Con el desarrollo de las capacidades prácticas se esperan hombres más laboriosos, seres que aprendan que sólo a través de la disciplina y dedicación constante desempeñando una actividad se puede lograr la excelencia; así se han hecho los grandes maestros. También se ha asignado históricamente al arte la función de desarrollar destrezas motoras finas y gruesas, que, aunque se conciban más por su utilidad productiva, seguramente contribuyen en la formación integral de los hombres.
Existe una concordancia formativa entre las artes (lo que se puede formar desde un arte se puede formar desde cualquier otro arte) bajo el principio de Soureau de la correspondencia entre las artes. Un estudiante podría escoger para trabajar en clase una actividad artística cualquiera y alcanzar con ello la formación integral que se propone en toda la teoría expuesta. Esto gracias a que su labor se realizaría con el placer de hacer algo por gusto propio, realizando una práctica real y constante en la que afloran sus facilidades y habilidades individuales.