A menudo, en las aulas de clases nos encontramos con estudiantes que presentan trastorno de dependencia emocional, que el mismo se origina en la etapa de la niñez por no ser amado de forma apropiada por las personas más significativas para el educando: sus padres, hermanos o las personas más cercanas, lo que le genera una baja autoestima. Este trastorno se puede aumentar durante el período escolar y durante la adolescencia. Ya en la etapa adulta el dependiente emocional recrea situaciones en las que asume un papel sumiso intentando siempre complacer a los demás con el fin de mantener el vínculo con los otros a toda costa y evitar así un posible rechazo.
Por diversas razones, bien sea por dejadez, por abuso de autoridad o incluso por una protección extrema del infante, los padres no logran infundir en el educando la confianza y la estima en sí mismo, que, de adulto, continuará buscando en los demás. Además, exiten algunos otros ejemplos que pueden presentarse en este tipo de trastorno, por nombrar algunos:
Chantaje emocional durante la infancia: al dependiente emocional se le enseña al infante, que se le ama mientras cumpla con las expectativas que los padres o las personas significativas que le rodean tengan sobre él. Cualquier intento de afirmarse o de demostrar su individualidad por parte del mismo es reprobado o castigado. Sus alas se cortan y el dependiente emocional aprende rápido a no crear conflicto o a no molestar para asegurarse el afecto que necesita.
Manipulación y sentimientos de culpa: mediante la culpa se manipula al infante a que mantenga la actitud deseada. Es frecuente oír a padres que se lamentan de múltiples dolores que le atribuyen al “disgusto” que le han dado sus hijos y es frecuente oír sentencias en un tono desproporcionado de padres autoritarios a sus hijos como “aquí se hace lo que yo diga”, entre otros.
Fallos en la construcción de la autoestima: La autoestima del estudiante, así como su capacidad para estar solo se construyen a través del reflejo, del espejo de la confianza que sus padres le otorgan. El educando que tiene fallos durante esta etapa, es porque recibe mensajes contradictorios sobre su capacidad por parte de los padres no logra interiorizar esas cualidades y necesita que el adulto esté siempre a su lado para sentirse seguro.
Los trastornos de la dependencia emocional son numerosos y generan mucho sufrimiento en los seres que la padecen. Por ello, es necesario desarrollar una práctica terapéutica que libere a los estudiantes de la misma. Entre los trastornos más frecuentes de la dependencia emocional se encuentran los siguientes:
- Baja autoestima
- Miedo al abandono
- Miedo a la soledad
- Miedo a ser uno mismo
- Miedo a la libertad
- Sumisión en sus relaciones
- Aceptación del abuso y el maltrato como algo normal
- Dificultad en la toma de decisiones
- Angustia
- Ira
- Depresión
- Culpa demoledora
- Necesidad excesiva de aprobación
- Incapacidad para tomar las riendas de su vida
- Negación de la realidad
- Bulimia
- Complejos
- Sentimiento de insatisfacción permanente
En síntesis, No es fácil que el estudiante pueda ser feliz cuando se cuenta con estos ingredientes, sobre todo porque los incapacitan a crearse vínculos sanos y significativos con otras personas. Es frecuente que las personas que padecen dependencia emocional recreen una y otra vez guiones en los que representar el mismo papel, el papel de víctima, el papel de sufridor, guiones en los que eligen como pareja una persona que les haga sufrir o que no pueda corresponder su amor.