La adaptación de la enseñanza al educando, ha estado presente a lo largo de la historia de la pedagogía, los inicios del siglo XX representan el momento de su Clara aplicación, matizado por un importante matiz psicológico, que se ha ido perfeccionando a partir de diferentes autores y reformas educativas. En las sociedades aristocráticas anteriores, se desarrollaba claramente el binomio docente-estudiante, pero con una profunda distancia entre ambos. La individualización parte de la consideración del individuo como ser único y la enseñanza tiene que adaptarse a él en concreto, no es generalizable.
Por un lado, los niveles que permiten hacer realidad esta individualización, como por ejemplo el ritmo de trabajo, métodos, recursos, actividades, objetivos, evaluación, entre otros. Los momentos de la individualización marcan largos avances hacia el aprendizaje autodirigido: Educador, institución y estudiante deben esforzarse por hacer del trabajo en equipo, una realidad y para ello se especificarán algunos, aunque el rol de cada uno posea ciertas particularidades diferenciadoras.
Se pueden diversificar varias etapas en la historia de la individualización: Hasta los años cincuenta se manifiestan dos corrientes:
a) Una intenta revalorizar al educando como agente principal. Autores como María Montessori, las hermanas Rosa y Carolina Agazzi.
b) Una segunda tiene presente al educando, pero, sin olvidar que forma parte de un grupo. Unos autores consideran que es preferible distribuir a los estudiantes en grupos homogéneos, en función de alguna variable especifica. Encontramos a Ovide Décroly o Robert Dottrens entre los más representativos.
Otros autores, reflexionan que la homogeneidad pura no existe, por mucho que se busquen variables concretas, están de acuerdo en mantener la heterogeneidad natural de los grupos. Figuran como algunos de los autores señalados Célestin Freinet o Helen Parkhust.
Otra gran etapa está configurada por la Enseñanza Programada, cuyos autores se preocupan en organizar colecciones de fichas con corrección automática, que permitan el avance individual de cada educando. Representa el máximo exponente conductista aplicado a la enseñanza, y su influencia en las escuelas y en los materiales educativos será indiscutible.
La Enseñanza Programada presenta dos niveles de gradación: lineal y ramificado. La individualización, en la época actual, presenta diferentes variedades aunque compartiendo ciertos aspectos como un rol docente más colaborador y participativo, una enseñanza mucho más global que gradual, una mayor amplitud de recursos, y una responsabilidad y compromiso personal por parte del educando.
Pero, reflexionemos en algo interesante, en la figura del educador, más activo y participativo, que escucha y que colabora más con el estudiante, que no impone sus ideas de forma exageradamente autoritaria. Entre las labores docentes que realiza figuran: supervisar el progreso del educando, motivarlo para la realización de actividades cotidianas, aportar materiales estimulantes y variados, evaluar las ejecuciones del estudiante en diferentes momentos y mantener el control del aula de clases.
En síntesis, la aplicación del principio de individualización supone algunas ventajas como el trato directo individual cuando un estudiante se bloquea, el ritmo y velocidad personales, la incorporación del docente en cualquier momento porque cada etapa está perfectamente secuenciada, la retroalimentación constante. Además, algunos inconvenientes entre los que destacan el fatigoso control de todos los elementos, la dificultad en la introducción de ciertas Innovaciones o la constante evaluación del educando. Se puede traducir este principio a través de diversas técnicas como el estudio dirigido, el trabajo autónomo en el aula o el aprendizaje por descubrimiento.