Cuando se reflexiona sobre antecedentes fundamentales de los procesos independentistas en América, nos encontramos con dos grandes movimientos del siglo XVIII. Éstos influyeron sin duda alguna en el movimiento que se generó en Venezuela. En ese orden de ideas, la influencia de estos dos acontecimientos se vio reflejada en los movimientos de Chirino, Gual y España y, además, en la expedición de Francisco de Miranda, en 1806. Miranda, quien había participado en las batallas por la Independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa, intentó, ese mismo año, generar una revolución popular en el norte de América del Sur. Pese a su fracaso, se sentaron allí las bases para la Independencia.
Otros acontecimientos que aceleraron las intenciones independentistas venezolanas fueron algunas normativas que los españoles habían impuesto a los criollos, consideradas inicuas por los mismos. Entre ellas, se encuentran las restricciones en el cultivo de alimentos, similares a los producidos en Europa; las dificultades para el desarrollo industrial, incluso en ramas ausentes en España; las trabas impuestas para el comercio entre las diversas provincias de las colonias. Todas estas reglas fueron señaladas por el líder Simón Bolívar, en su carta desde Jamaica. A ello, se sumó la conquista de la metrópoli europea a manos del emperador francés Napoleón Bonaparte. En esa ocasión, el rey Carlos IV, y su hijo y sucesor, Fernando VII, que fueron obligados a entregarle el trono al francés. Igualmente, la corona española fue ocupada por su hermano, José Bonaparte, quien fue nombrado José I.
El 19 de abril de 1810, como consecuencia de la entrega del poder que Fernando VII realizó a favor de Francia, un grupo de nativos de Caracas convocaron a un Cabildo Abierto. Allí se determinó el nombramiento de un gobierno autónomo, que ejercería las funciones hasta que el rey recuperase su cargo. Tratándose Venezuela de una Capitanía General, su mayor autoridad, el capitán general Vicente Emparan, manifestó su disconformidad con la decisión adoptada por el Cabildo. Por esa razón, el capitán Emparan decidió consultar a la multitud, reunida en la plaza, ubicada frente del edificio, si estaban de acuerdo con que continuara en la dirigencia. Ante ello, la masa popular, alentada por el capellán José Cortés de Madariaga, respondió con una enérgica negativa a la consulta de Emparan, por lo que se dio lugar a la resolución. Sin otra alternativa, el capitán general presentó su renuncia y regresó a España, junto a sus colaboradores. Con este contexto, se inició entonces la independencia de Venezuela. En un acto de absoluta falsedad, se nombró a la junta de gobierno, que sustituiría las funciones de Emparan, Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII. Este nuevo órgano adoptó, como primeras disposiciones, el libre comercio, la prohibición del comercio de esclavos, y la creación de la Academia de Matemáticas y la Sociedad Patriótica. En cuanto a este grupo, su objetivo principal se basó en impulsar la agricultura y la industria.
Por otra parte, se enviaron varias delegaciones al exterior, a fin de conseguir el reconocimiento y apoyo internacional hacia la Junta. Simón Bolívar, Luís López Méndez y Andrés Bello fueron los representantes elegidos para viajar a Inglaterra. En tanto, Mariano Montilla y Vicente Salías fueron enviados a Curazao, mientas que, rumbo a Estados Unidos, fueron destinados Telésforo Oream, José Rafael Revenga y Juan Vicente Bolívar, quien falleció en un naufragio mientras cumplía con esta encomienda. Además, el nuevo gobierno envió misivas a todos los otros cabildos de América, solicitando a seguir el ejemplo de Caracas. En noviembre, se llamó a elecciones, a efectos de votar a quienes integrarían el Primer Congreso venezolano. Este órgano inició sus funciones el 2 de marzo de 1811, con un total de 7 diputados electos, quienes representaron a las provincias de Caracas, Barinas, Cumaná, Barcelona, Margarita, Mérida y Trujillo. Por permanecer adeptos al gobierno español las provincias de Guayana, Maracaibo y Coro se autoexcluyeron de este proceso. En aquel momento, los representantes venezolanos adoptaron la bandera amarilla, azul y roja que Francisco de Miranda había utilizado en su campaña libertadora de 1806. No obstante, a ésta le incorporaron siete estrellas en la franja azul, con las que se simbolizó a cada una de las provincias que formó parte del Primer Congreso.
Aunque había sido requerida para hacerse cargo de desarrollo económico del país, la Sociedad Patriótica se había convertido en el escenario y marco dentro de que se realizaron los debates que sentaron las bases para alcanzar la independencia. Estas reuniones contaban, frecuentemente, con la presencia y activas intervenciones de Simón Bolívar y Francisco de Miranda. Así, el 5 de Julio, todos los diputados, con excepción de uno, fueron convencidos por la Sociedad Patriótica. En esa ocasión, los presentes dejaron de lado la defensa de los derechos de Fernando VII y, por ello, declararon la Independencia de Venezuela. El texto fue aprobado, de forma definitiva, el 7 de julio, encargándose el acta declaratoria a Juan Germán Roscio. En consecuencia, surgió la necesidad de establecer una Constitución, cuya redacción fue requerida a Francisco Javier Ustáriz, Gabriel Ponte y Juan Germán Roscio.
En primera instancia, la carta magna fue de carácter federalista, conservando las autonomías provinciales, por medio del respeto de legislaciones propias. Por ello, la Constitución de Venezuela poseía características muy similares a la de Estados Unidos. Igualmente, pese a la validación de este tipo de gobierno por la mayoría de los representantes de la Sociedad Patriótica, hubo miembros de la misma que no estaban para nada de acuerdo con su promulgación, como lo fueron Bolívar y Miranda. En tanto, en el contenido de la cata magna, también se demostró la influencia de las ideas derivadas de la Revolución Francesa. Entre estas se destacan el tratamiento igualitario de ciudadanos para todos los habitantes y, también, el respeto de los derechos de los hombres, sin importar su origen ni condición social.