La Unesco (2023) emitió un comunicado donde señala que «los teléfonos inteligentes deben prohibirse en las instituciones educativas para abordar la interrupción del aula, mejorar el aprendizaje y ayudar a proteger a los niños del ciberacoso». Además , declara que «existe evidencia de que el uso excesivo de teléfonos móviles está relacionado con un rendimiento educativo reducido y que los altos niveles de tiempo frente a la pantalla aportando un efecto negativo en la estabilidad emocional de los estudiantes».
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