El estrés y la ansiedad son respuestas naturales del cuerpo ante situaciones de amenaza o desafío, pero cuando se vuelven crónicas, pueden tener efectos adversos significativos en la salud mental y cognitiva. Numerosos estudios han demostrado que el estrés y la ansiedad prolongados pueden llevar a un deterioro cognitivo, afectando áreas críticas del cerebro involucradas en la memoria, la atención y la toma de decisiones. La elevación constante de cortisol, una hormona liberada durante el estrés puede dañar las neuronas y reducir el volumen cerebral, especialmente en el hipocampo. Además, estos estados emocionales pueden interferir en el sueño, esencial para la consolidación de la memoria y el funcionamiento cognitivo general. Comprender la relación entre el estrés, la ansiedad y el deterioro cognitivo es fundamental para desarrollar estrategias de prevención y tratamiento que promuevan la salud mental y el bienestar cognitivo a largo plazo.
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