Los tipos de brecha digital representan distintas formas de desigualdad en el acceso, uso y aprovechamiento de las tecnologías de la información. La brecha de acceso refleja la disponibilidad desigual de dispositivos e internet, mientras que la brecha de uso muestra diferencias en las competencias digitales. La brecha de calidad evidencia conexiones lentas o inestables que limitan el aprendizaje, y la brecha etaria señala la distancia entre generaciones en el manejo de las TIC. A su vez, la brecha educativa surge cuando no se integran habilidades digitales en la enseñanza formal. Factores económicos y geográficos originan las brechas de ingresos y territoriales, restringiendo la equidad tecnológica. También existen desigualdades de género y culturales que excluyen a ciertos grupos sociales. Finalmente, la brecha de innovación diferencia a quienes producen tecnología de quienes solo la consumen. En síntesis, estas brechas no solo son técnicas, sino sociales, y comprenderlas es esencial para avanzar hacia una inclusión digital efectiva y justa.
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