El pensamiento lo manejamos constantemente, aunque no siempre conscientemente. La vida es pensamiento, y gran parte de ella lo utilizamos en resolver problemas. Ejemplo de ellos: los problemas relacionados con lo cotidiano, personal o profesional. Desde problemas triviales hasta los problemas más importantes y transcendentes que nos planteamos durante nuestra vida.
De acuerdo con Garnham y Oakhill, “Enseñar a las personas a pensar se ha considerado un objetivo educativo importante”. A pesar de la importancia que tiene saber pensar no siempre se tiene en cuenta en el ámbito educativo. Es una competencia transversal que debería potenciarse en todos los niveles educativos. Los estudiantes utilizan fundamentalmente habilidades del pensamiento convergente. Esto es debido a que el docente en general ni fomente, ni exige otro tipo de pensamiento para la realización de actividades y tareas de aprendizaje y evaluación. Hay docentes que inciden y también en que el aprendizaje sea reflexivo, lo que fomenta el conocimiento metacognitivo en os estudiantes. Y en menor medida, parte del docente procura fomentar el pensamiento divergente. Debemos tener en cuenta que la forma de trabajar del estudiante ante una materia depende fundamentalmente del planteamiento general de la asignatura, de la metodología utilizada durante el curso y del método de evaluación.
Pero, ¿Qué es realmente el pensamiento? De acuerdo con el autor Vega, “El pensamiento es una actividad mental no rutinaria que requiere esfuerzo, Ocurre siempre que nos enfrentamos a una situación o tarea en la que sentimos inclinados a hallar una meta u objetivo, aunque existe una incertidumbre sobre el modo de hacerlo.”
Existe una clara diferencia entre el estilo y la aptitud del pensamiento. De acuerdo con el autor Strenberg quien nos dice “Un estilo es una manera de pensar” No es una aptitud, sino más bien una forma preferida de emplear las aptitudes que la persona posee. La distinción entre estilo y aptitud es fundamental. La aptitud se refiere a lo bien que alguien puede hacer algo. El estilo se refiere a como le gusta a alguien hacer algo.
Las habilidades del pensamiento son las habilidades cognitivas del sujeto que le ayudan a utilizar sus recursos cognitivos de forma adecuada, logrando un mayor rendimiento. Por lo general, el desarrollo de las habilidades del pensamiento lleva consigo un desarrollo de aptitudes del pensamiento.
Para aprender y enseñar a pensar, existen tres elementos fundamentales del pensamiento, ellos son: la metacognición, el pensamiento convergente y el pensamiento divergente.
- La metacognición: es el elemento esencial y central para aprender y ensenar a pensar, así como para la resolución de problemas. De acuerdo con el autor Flavell, es necesario desarrollar las variables relacionadas con el conocimiento personal, el conocimiento de la tarea y el conocimiento de la estrategia.
- El pensamiento convergente: se utiliza para resolver problemas bien definidos cuya característica es tener una solución única, se mueve en una dirección, en un plano. En estos casos se afronta a un universo cerrado, con límites definidos, con elementos y propiedades conocidas desde el comienzo, que no varían a medida que avanza el proceso de búsqueda de una solución. Un problema característico de tipo convergente es la pregunta de selección múltiple, que es en su totalidad cerrada. En este caso no se construye una respuesta, sino que se identifica la correcta.
- El Pensamiento Divergente: no se limita a un plano único, sino que se mueve en planos múltiples y simultáneos. Se caracteriza por mirar desde diferentes perspectivas y encontrar más de una solución frente a un desafío o problema. Interviene removiendo supuestos, desarticulando esquemas, flexibilizando posiciones y produciendo nuevas conexiones. Es un pensamiento sin límites que explora y abre caminos, frecuentemente hacia lo insólito y original. La divergencia es un aspecto fundamental del proceso creativo, a pesar de, la propia definición de creatividad requiere de la convergencia para alcanzar un resultado.