1. LOS ESTUDIANTES. El primer elemento que se debe considerar tiene que ver con la edad y habilidad de los alumnos. El docente al preguntarse: “¿Quiénes son mis alumnos?”, los docentes pueden eliminar actividades muy difíciles o sencillas para las habilidades del aprendiz.
Las actividades tienen que estar al nivel del estudiante. Una actividad que requiera que los niños de jardín de infancia lean, está destinada a fracasar. Para seleccionar una estrategia que exija que los adolescentes de 12 a 15 años analicen un tema filosófico tal vez sea demasiado.
Algunas actividades harán sentir a los adultos un poco tontos. Los estudiantes de Educación Superior se perturbarían con el uso de una actividad inferior a sus habilidades y competencias cognitivas. Así que comenzamos con el estudiante y limitamos la selección de las actividades basándonos en la edad del grupo que enseñamos.
2. EL PROPÓSITO DE LA LECCIÓN. A veces una actividad nos atrae, no porque sirva para nuestra meta, sino porque la actividad nos gusta. Si nuestra meta es motivar los comentarios de los estudiantes sobre un tema específico, una simple conferencia sería de muy poca ayuda. Aunque una conferencia pueda ser necesaria para comenzar una lección, es importante dar tiempo a las ideas y percepciones de los estudiantes. La actividad elegida debe reflejar nuestro propósito al enseñar la lección.
Muchos docentes han descubierto juegos o actividades de aprendizaje de gran estímulo, los usan para enseñar una clase y luego se dan cuenta de que no se relacionaba con la lección. Tal vez la clase pasó un buen rato con la actividad, pero no se alcanzó el objetivo de enseñanza o aprendizaje. Aunque quizá todos se fueron a la casa contentos por haber disfrutado de esa experiencia, la clase fue ineficiente. Porque la actividad no era apropiada al propósito de la lección.
3. EL MOMENTO APROPIADO PARA LA IMPLEMENTACIÓN DE LA ACTIVIDAD. Esto es importante porque algunas actividades son útiles para ganar la atención de los estudiantes, mientras que otras funcionan más eficientemente al comunicar información en otro momento de la lección. Aun otras actividades son más útiles con la participación de los estudiantes de la clase. Algunas actividades son buenas para la aplicación personal en la esfera de conducta o comportamiento.
Las actividades que el docente desee implementar deben motivar el interés del estudiante. Con frecuencia estas actividades enfocan la esfera afectiva y evocan una reacción inicial en el estudiante. Contar una historia emocionante puede motivar las emociones del estudiante para que se abran a los conceptos e ideas que se presentarán en la clase.
4. LOS RECURSOS. A menudo, aunque una idea sea maravillosa, conseguir los recursos puede ser un obstáculo. Usar un corte de grabación de un popular programa de televisión puede ser una forma de ganar interés de los estudiantes. Pero si la máquina de video se daña u otro docente la está usando, o si la escuela no dispone de una de estas máquinas, el docente tendrá que inventar otra actividad. A veces, la actividad que el docente quiere usar requiere fuentes de las que no se dispone o simplemente son muy costosas.
Es posible que los materiales necesarios requieran una significativa preparación avanzada. Si el docente espera usar una actividad manual para ilustrar o reforzar un concepto o idea que enseñó en la clase, tendrá que planificar muy anticipadamente para tener los materiales necesarios y realizar el proyecto. Unos pocos minutos que emplee buscando materiales, interrumpirán la clase y el aprendizaje durante suficiente tiempo como para perder el momento ideal de la enseñanza.
Los recursos también influyen factores como el tamaño de la clase, local del aula de clase, ambiente del aula de clase, tiempo disponible, equipo y facilidades y ambiente del grupo. Quizás los docentes tengan que desechar o modificar algunas actividades por causa de una o más de estas variables.
Los docentes deben conocer estos factores y variables. Cada uno de estos brinda desafíos únicos a una situación específica. Todas estas variables pueden ser recursos u obstáculos potenciales para la eficiencia de la clase. De cualquier forma, el educador debe considerar estos factores de los recursos en la selección de las actividades.