La labor del docente en el aula es inmensa, inagotable, interesante, incomparable. La labor del docente, no cabe duda que es un “misión el ser docente” siempre ha sido, en el pasado, como el presente y sin duda que será en el futuro, porque es un cascada de agua inagotable de sabiduría, de disciplina, de prudencia, de humildad, de conocimientos, de experiencias y de afecto a sus estudiantes.
El docente desea estudiante pase por los diferentes procesos de aprendizaje hasta que logre un hombre con sus ideales firmes, con convicción, y listo para enfrentar todo tipo de problema ante la misma sociedad. Y es aquí donde la didáctica (el arte de enseñar) actúa como la labor diaria del docente.
El docente, siempre debe aplicar la didáctica en el aula de clases, día tras día, para que no se le olvide, que su labor principal ante el grupo es: enseñar el arte de aprender – aprendiendo, y que tiene diferentes procesos, y dentro de estos procesos, debemos de recordar que cada día en el aula, es un gran reto, y además que es todo un ensayo y error, erro y ensayo, hasta que tengamos el dominio total de la asignatura para poder enseñar en los diferentes niveles de simplicidad y complejidad, de muchas formas y maneras, a tal grado que podemos hacerlo de acuerdo a cada necesidad o necesidades de cada estudiante, esa es su labor principal, integrar la didáctica con la pedagogía.
En mi opinión, si el docente hace su labor como si fuera el último día de nuestra existencia, con mucho amor, con coraje, e interés, y hasta con asombro, y sin olvidar su humildad, y sabiduría, sería otro copla en la educación en todos sus niveles, y entonces la educación seria otra a nivel local, estatal nacional e internacional estaría en un alto nivel, donde la educación cambiaría a una alta calidad, con un pensamiento divergente e integral entre el estudiante y el docente. Teniendo presente que su actividad didáctica-pedagógica debe de estar integrada, desintegrada y re-integrada en el momento preciso, que el docente lo crea conveniente en el aula, de acuerdo a cada una de las necesidades de cada estudiante.
Debo recordar que existen muchos libros psicopedagógicos, e didácticos, y hasta existen libros que nos hablan de las teorías pedagógicas, pero enseña a través de parábolas, de analogías metafóricas, de múltiples ejemplos, donde nos hace la atenta invitación de llevarlo a la práctica, cuando nos dice que debemos de ser auditores y hacedores.
Es muy importante la relación intelectual, y didácticamente entre el docente y el estudiante en el aula para que pueda ser fructífero todo el semestre, y lo que se inicia bien por tanto termina bien, además debemos de mencionar, que debe de haber disciplina, puntualidad y obediencia en ambos, respetándose para cualquier actividad intelectual, y que tanto el docente como el estudiante debe de estar muy bien conscientes de que deben de ser moldeables para poder caminar juntos, uno como guía y otro como aprendiz, y si se equivoca el docente, el estudiante lo puede corregir, y el docente con su humildad lo acepta, y será más sabio, por ejemplo, si el docente con su debilidades y fortalezas, en un momento que este en el aula, se he equivocado y le corrige un estudiante, el docente debe aceptar, y ese error, que es su debilidad, en ese momento se fortalecerá como persona y profesionalmente. Siempre se ha comentado que en el aula, es válido pensar que la clase se puede convertir en “ensayo y error, y error y ensayo”. Es muy frecuente que los docentes, tengo experiencias diarias, que les inquieta, de que algunos estudiantes llegan poco tarde, cinco, diez, quince y hasta algunos que llegan veinte minutos tarde, y solo dicen que en el caminar de su casa a la institución tuvieron algunos problemas, y es por eso, que llegaron tarde, los docentes les preguntan a mis colegas, a ¿ustedes no les pasa algo parecido? Es allí donde se aceptan comentarios, aportaciones, críticas, reflexiones.
Hay que recordar a Vygotsky y a Piaget dos grandes ilustres, pedagogos, psicólogos, investigadores y escritores, ellos siempre estuvieron preocupados, por la enseñanza-aprendizaje, por ejemplo Vygotsky plasmo en sus escritos tres zonas que él les nombro así: Zona de Desarrollo Potencial, la Zona de Desarrollo Próximo y la Zona de Desarrollo Real, que para Vygotsky ahí, estaba la clave de todo ser humano, para reactivar todas sus habilidades, aptitudes, sus capacidades de intelecto, artístico, de arte, etcétera, etc. Y Piaget con sus psicología del desarrollo del infante en todas sus etapas, aporto grandes descubrimientos de parte de él, que hasta hoy en día, éstos dos grandes hombres pedagogos, nos han ayudado a todos y cada uno de nosotros, tanto docentes como estudiantes para tener bien sólidos nuestros conocimientos, me viene a mi mente a Ausubel que con su aprendizaje significativo y a Bruner con sus grandes aportaciones. Hoy en día es muy importante que todo docente y estudiante, tengamos el buen habito de la lectura y la escritura, y además que de esa lectura y escritura tengamos unos minutos para reflexionar de lo leído y escrito. Tenemos que leer por la mañana o por la tarde, sé, que es muy laborioso, y debemos de entender que esto nos lleva a procesos, hay que tener mucha paciencia, respetando los tiempos, como si fuera una auto metamorfosis de nosotros mismos. Si nos disciplinamos, si obedecemos, si nos enamoramos de nuestras actividades cotidianas, y tenemos en mente que vamos a la institución educativa a aprender, y lo vemos como un “ensayo y error y error y ensayo” esto va hacer todo un éxito, y vamos a convertir nuestras debilidades a fortalezas, para beneficio de nosotros, de nuestra misma comunidad.
El buen docente es aquel que ama a sus estudiantes, en el aula y a distancia en su forma, estilo y arte para la enseñanza. (Barraza).