Para mejorar la capacidad de hacer preguntas primero debemos construir conciencia respecto a nuestros malos hábitos al formular preguntas. Invito a revisar la siguiente lista de ‘malos hábitos’ y a seleccionar los 3 errores que más cometemos:
- Cuando el docente responde sus propias preguntas, sin esperar la respuesta de estudiantes.
- Cuando el docente repite y re-formular permanentemente sus propias preguntas, aún antes que estudiantes la respondan.
- El planteamiento de varias preguntas al mismo tiempo.
- No dar tiempo para pensar una respuesta, esperando una respuesta inmediata.
- Incomodarse con el silencio, el cual puede ser oportuno y promover la reflexión crítica consciente.
- Hacer preguntas que ya sugieren una respuesta en la misma pregunta.
- Plantear preguntas de ‘adivinanza’ o preguntas de completar la frase, sin el tema no ha sido desarrollado.
- Plantear muchas preguntas cerradas, memorísticas o cuya respuesta segura se encuentra en una fuente cercana.
- Plantear las preguntas siempre a los mismos estudiantes.
- Plantear un mismo tipo de preguntas a determinadas aulas.
- Al momento de recibir una respuesta de “no lo sé”, una respuesta incompleta o no recibir ninguna, inmediatamente solicitar la respuesta a otra/o estudiante.
- Hacer comentarios negativos al recibir respuestas que no me parecen las adecuadas, en vez de procurar comprender el porqué de la respuesta planteada.
- Repetir las respuestas que dan estudiantes. El eco ‘no’ pedagógico que promueve que estudiantes no se escuchan porque el docente en todo caso lo repite.
- Hacer preguntas que no se conectan con las experiencias e intereses de vida los estudiantes.
- Preparar preguntas solo del conocimiento que posee el docente.
- Preguntar y saber que debe ser la respuesta correcta.
- Calificar las respuestas siempre en buenas o malas, adecuadas o insuficientes.
- Cada pregunta es respondida por todo los estudiante.
- Las preguntas, las hace el docente y no el estudiante (porque se desvían del tema).
Ahora, un cierto tipo de pregunta no es ni malo ni bueno. Debe ubicarse en un contexto educativo para determinar su valor. Por lo mismo es importante saber distinguir diferentes tipos de preguntas.
La taxonomía de Bloom(objetivos cognitivos) nos lleva a 6 tipos de preguntas:
- Preguntas de conocimiento (hechos, definiciones).
- Preguntas de comprensión (ideas principales, comparaciones).
- Preguntas de aplicación (aplicación de conocimientos, reglas y normas).
- Preguntas de análisis (motivos, causas y consecuencias).
- Preguntas de síntesis (generalizaciones, predicciones, nuevas soluciones).
- Preguntas de evaluación (opiniones, valoraciones, juicios).
Te invitamos a una reflexión crítica sobre el valor pedagógico y político-ideológico de las preguntas:
“Debemos tener muy presente que en el ámbito de nuestras culturas latinoamericanas, al estudiante se le ha negado la posibilidad de preguntar y no sólo en el proceso educativo, sino en toda la vida cotidiana, en toda la vida cultural, porque en las estructuras de poder tradicional y vigentes, la pregunta se convierte en subversiva.” (Zuleta Araújo)
“La Pedagogía de la Pregunta es un componente de la Educación Nueva, que implica no sólo innovar programas, libros, estructuras escolares, sino también rescatar el papel crítico y constructivo de la pregunta. Las preguntas constituyen un instrumento fundamental en la formación del carácter, el desarrollo de la inteligencia y el cultivo de las relaciones de afecto y mutuo respeto de maestros y alumnos. Es difícil imaginar una materia o situación pedagógica donde no pueda aplicarse este método, que ofrece la posibilidad de participación creativa a los estudiantes.” (Habed López)