Es importante señalar, que la relación que establezca el estudiante con su entorno depende de sus características personales y de la actuación de los diversos agentes sociales. Las influencias de éstos agentes son la base, para que el educando alcance una estabilidad conductual y un nivel de madurez adecuado que le permita ser autónomo y responsable.
Cuando nos cuestionamos, ¿Que influencia tiene la familia?, los expertos nos señalan, que son los que proporcionan las condiciones óptimas para el desarrollo de la personalidad de los individuos. La familia es el primer contexto de desarrollo del educando y el más duradero, otros escenarios o contextos sociales también modelan el desarrollo de los estudiantes, pero en cuanto al poder y a la extensión, ninguno iguala a la familia. De los padres, principalmente, aprende los roles que tienen que desarrollar en la vida adulta, es más, el propio ambiente familiar es el contexto adecuado en el que el estudiante ensaya y experimenta los roles que tendrá que realizar cuando sea adulto.
La institución educativa, influye en el desarrollo integral del estudiante, ya que no sólo interviene en la transmisión del saber científico, culturalmente organizado, sino que influye en la socialización e individualización del educando, desarrollando las relaciones afectivas, la habilidad para participar en las situaciones sociales (juegos, trabajos en grupo, entre otros.), las destrezas de comunicación, las conductas pre-sociales y la propia identidad personal.
En el enriquecimiento de la identidad personal podemos decir que intervienen varios factores: la imagen positiva de uno mismo, los sentimientos de autoestima, autoeficacia y autoconfianza, las experiencias personales de éxito o de fracaso, los resultados de los aprendizajes, las valoraciones, comentarios, informaciones y calificaciones que recibe el estudiante de los demás en el contexto escolar, las percepciones que tiene de los demás ante su conducta, la valoración que el educando hace de sí mismo. Todo ello, contribuye a la formación de una identidad personal que va regulando y determinando la conducta del estudiante.
Cuando se estudia desde el punto de vista social, podemos señalar que el estudiante es un ser social desde el momento de su nacimiento, necesita de los demás para resolver sus necesidades básicas, entre estas necesidades, como estoy comentando a lo largo de esta exposición, se encuentra el desarrollo de la afectividad.
Los padres en particular y la sociedad de forma generalizada, a través de las influencias culturales y las pautas sociales, van configurando el desarrollo emocional, el mundo afectivo y de los sentimientos de los educandos, al prescribir los tipos de emociones que son permitidas, las que son toleradas, las que son rechazadas y las que cada sociedad desea que adquieran las generaciones más jóvenes bajo la presión y control de las generaciones adultas. Algunas culturas, por ejemplo, destacan la necesidad de calmar a los estudiantes cuando están angustiados, otras les dejan llorar; algunas culturas consideran necesario un contacto casi continuo entre la madre y el bebé, mientras que otras promueven la separación, entre otros. De una forma o de otra el desarrollo emocional-afectivo-social está configurado por los hábitos sociales que se derivan de los valores de la cultura en la que vive la familia.
En síntesis, se puede decir que los estudiantes que tienen buena relación con los amigos, en general, también tienen buenas relaciones con los padres y la mayoría de los adolescentes necesitan de ambos para realizar una transición sana hacia la vida adulta.