La finalización de un ciclo educativo es un problema lento que afecta a la calidad de vida y al ejercicio de los derechos de la población adolescente en diversos países, y una forma de prevenirla es favoreciendo el involucramiento de los estudiantes. El involucramiento se refiere al compromiso y la conexión significativa con el proceso educativo; sus alcances se extienden en el corto, mediano y largo plazo, influyendo en los rendimientos y en el grado de bienestar de los estudiantes.
El nivel de involucramiento de los educandos es modificable por influencias externas tales como aspectos comportamentales y actitudinales docentes y el clima escolar. Aunque hay algunos factores fuera de su alcance, buena parte del contexto para el involucramiento es creado por el personal docente. Por su parte, el desinvolucramiento es un proceso durante el cual la persona se desvincula de la institución y de las normas que la rigen y reduce los niveles de esfuerzo y compromiso; se asocia con el fracaso y el malestar, y es un antecedente de la decisión de salir anticipadamente de la institución.
Sin embargo, el desinvolucramiento se presenta cuando la persona siente amenazada el sentido de competencia, la autodeterminación o los vínculos positivos con otras personas; asimismo cuando se experimenta apetito, temor, problemas familiares o enfermedad; es importante señalar que es posible revertirlo. Al involucramiento se le ha dado importancia debido a que éste es requerido para un aprendizaje efectivo y el logro escolar. Igualmente, se relaciona con otras metas de la educación, aparte del logro académico, como el desarrollo de las habilidades socioafectivas y de los sentidos de valoración y pertenencia.
El involucramiento es calificador en una sociedad que valora el aprendizaje a lo largo de todo el ciclo vital, la ciudadanía activa y la responsabilidad personal. El estudiante involucrado desarrolla habilidades para aprender, participar y comunicar que son beneficiosas a lo largo de la vida. Se trata de un concepto multidimensional, que incorpora facetas centrales e interrelacionadas del funcionamiento humano, por lo que se han descrito tres tipos de involucramiento: conductual, emocional y cognitivo. El conductual tiene que ver con la implicación en labores, la persistencia y la participación en diversidad de actividades. El emocional se refiere a la motivación, la identificación con la institución y el gusto.
En síntesis, la finalización de un ciclo educativo representa un desafío cuando indican una meta hacia la cual dirigirse y se cuenta con un grado de seguridad razonable de poder alcanzarlas; es decir, el grado de dificultad es suficiente como para que resulten interesantes, pero no tan alto que sean excesivamente frustrantes.