Frente a esta nueva realidad, en este mundo globalizado algunos educandos se enfrentan al desafío de no saber cuánto tiempo dedicarle a la lectura de los temas planteados en el aula de clases. De acuerdo con algunos autores, los estudiantes deberían en un día de semana, pasar entre dos y cuatro horas en clase, dos a tres horas dedicadas a actividades sociales, dos horas para comer, dos horas haciendo asignaciones, lo que dejaría entre cuatro a cinco horas para el estudio. Por otra parte, expertos recomiendan que los estudiantes elaboren un calendario semanal de estudio adaptado a la dificultad de la asignatura.