En términos generales, el adoctrinamiento puede consistir en la manifestación de algún tipo de prejuicio del docente ante sus educandos, pero de manera más rigurosa The Hastings Center lo define como “el objetivo de un profesor que intenta claramente que los alumnos acepten un sistema de creencias cerrado, que excluye la autocrítica, y que excluye sistemáticamente la posibilidad del rechazo”.
Este problema que se puede presentar a cualquier educador, pero que conlleva una especial importancia en el caso de la ética, debido a que el objeto de estudio es el comportamiento del ser humano y a que guarda una relación muy estrecha con el mundo de los valores. De manera un poco más detallada, el adoctrinamiento se da cuando un docente intenta inclinar sistemáticamente a sus estudiantes de la validez de un sistema de creencias concreto y al mismo tiempo:
- Descarta de manera radical la posibilidad de aceptar otros sistemas.
- Busca el rechazo de los estudiantes.
- Excluye la posibilidad de rechazar ese sistema de creencias.
- Penaliza a todo aquel que se desvía de ese sistema.
Por tanto, se trata de una postura contraria a la naturaleza misma de la ética, ya que el educador presupone frente a los docentes que sólo hay un sistema teórico válido y un único conjunto de respuestas verdaderas a los problemas éticos. Existen otros tipos de adoctrinamiento que resultan a priori menos evidentes, pero que en el fondo constituyen posturas igualmente poco adecuadas de cara a la correcta enseñanza de la asignatura:
- Adoctrinamiento metodológico. Consiste en hacer primar ante los estudiantes una metodología y relegar todas las demás.
- El docente puede promover la idea de que ciertas cuestiones o teorías éticas son mucho más importantes que otras que se pasan por alto en la clase.
- El docente también podría diseñar un programa de la asignatura que implícitamente conlleve una cierta predilección hacia ciertas teorías o sistemas.
Por tanto, los riesgos para el educador son diversos. Más aún cuando una postura de neutralidad absoluta tampoco parece la posición más aconsejable, ya que puede llevar a la desorientación y/o desinterés del estudiante.
En síntesis, todas estas cuestiones conducen a formular una cuestión muy concreta: cuál es el método y cuáles son las técnicas pedagógicas más adecuadas para enseñar la Ética. Se trata de un método que busca, por tanto, despertar el interés y lograr la implicación y la participación activa de los estudiantes.