Existe un vínculo muy estrecho entre la innovación y la educación. La labor educativa admite transmitir a los estudiantes las herramientas necesarias para la vida activa en la sociedad. Es por ello que, si se desea formar personas innovadoras, es importante saber cómo se pueden identificar las conductas innovadoras e investigar sus principales dimensiones. El autor Kleysen et al. (2001) en una investigación bibliográfica pudo identificar 289 comportamientos individuales relacionados con la actividad innovadora, que fueron agrupados en cinco dimensiones del proceso: exploración de oportunidades, generación de ideas, investigación, realización y aplicación.