Cuando se enseña y se consulta en organizaciones, las personas a menudo describen los estilos de administración «de la vieja escuela», «directiva» o «tradicional», y no usan estos términos de manera correcta. Algunas investigaciones señalan, que los participantes usan a menudo palabras como «sociópata», «autocrático» y «mini-dictador» para describir este tipo de gestión.
La mayoría de las personas tiene una idea clara de lo que significan estos términos. Se refieren a los estilos de administración donde el jefe dice «Saltar» y los empleados preguntan: «¿Qué tan alto?» Son enfoques en los que gritar, ladrar órdenes y golpean los puños, a menudo se consideran la mejor manera de obtener resultados. Las opiniones inconsistentes con las del gerente se silencian rápidamente, ya que solo hay una manera correcta: la forma del gerente.
Asimismo, los empleados de organizaciones y equipos en los que está presente este estilo se alinean rápidamente o buscan una salida de la organización. Para aquellos que se quedan, la creatividad y el compromiso se reemplazan con el cumplimiento y la aceptación silenciosa. Los empleados aprenden que es mejor evitar ser notados.
Es importante destacar que este estilo de gestión no se practica solo por los líderes de mayor edad. Los líderes más jóvenes que han crecido bajo este estilo de gestión a menudo utilizan el mismo enfoque que aquellos que los guiaron. Además, algunas industrias que utilizan estructuras de liderazgo de la cadena de mando pueden fomentar este estilo de gestión.
Una de las razones por las que la administración de la vieja escuela continúa es que muchas organizaciones aún contratan personas basadas en prácticas obsoletas. Algunos anuncios de para puestos directivos, y con frecuencia encontrará frases como «altamente competitivo», «pensador independiente» y «vía rápida profesional» en lugar de palabras como «colaborativo», «cuidado» y «intuitivo”. La primera lista enfatiza el individualismo y la competencia, que se alinean bien con los estilos de administración de la vieja escuela.
En síntesis, el problema con la administración de la vieja escuela es que sacrifica la satisfacción de los empleados por los resultados a corto plazo. Sacrificar la felicidad de los empleados significa renunciar al desempeño a largo plazo. Los empleados que trabajan con gerentes de la vieja escuela ciertamente no dirían que tienen un gran lugar para trabajar.
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