Hoy en día, los involucrados en el proceso de enseñanza-aprendizaje si ¿los fines de la educación son los mismos? Para responder esta interrogante es importante señalar que los tiempos cambian porque están fuertemente relacionados con el arquetipo de personas y sociedad que se desea educar. Por lo tanto, la perspectiva que se establece en los distintos proyectos educativos se manifiesta a través de la orientación y contenidos académicos, interpretada como el conjunto de lineamientos orientados en la práctica educativa en contextos específicos.
De acuerdo con el autor Boom (2004) las reformas de los sistemas educativos se han constituido en torno a cuatro ejes: Descentralización administrativa, necesidad de articular calidad, competitividad y ciudadanía, evaluar los resultados como elemento indispensable, como, además, estructurar la formación profesional bajo los parámetros de la acreditación y certificación de los programas. Por lo tanto, para que la educación sea innovadora y transformadora, se hace imperativo promover un modelo de desarrollo que conecte lo social, económico, político, cultural y ambiental con el componente básico de la educación digital, la tecnología.
Por lo que, sería un desacierto promover una educación digital, de un modo preciso, sin una clara óptica de su discernimiento de ser en el desarrollo personal, local, nacional, regional o internacional. La educación digital en tiempo de confinamiento debe promover calidad de vida, relaciones integras, respeto, revalorización de las identidades y conciencia de la utilización tecnológica, en pocas palabras, el fortalecimiento de una sociedad participativa, colaborativa y responsable.
Partiendo del contexto, se hace necesario modificaciones en los procesos de introducción y liberalización del espacio educativo, de ahí la importancia de reconquistar la extensión político-social del proceso educativo, tal como lo señala el autor Gutiérrez (2010) “preparar individuos para una sociedad concreta e ideológicamente definida”, que visto desde las ciencias sociales, los conjuntos normativos de emociones, ideas y creencia colectivas elevan las competencias, como, además, el valor individual como beneficios fundamentales.
En síntesis, las reformas educativas centradas en la calidad envuelven a todos los actores del proceso de enseñanza-aprendizaje. En la educación digital se debe dejar a un lado lo sustentado por el autor Friedman, en el sistema escolar “los padres y los hijos son los consumidores y el profesor y el administrador de la escuela los productores”, es hora de que las instituciones educativas trabajen en las políticas fuertemente regulatorias, con énfasis en la gestión tecnológica-educativa de calidad.