Los procesos educativos en la era de la globalización requieren el uso de tecnologías de aprendizaje que tienen como objetivo formar una imagen holística del mundo, preparando a los estudiantes para la vida en un entorno dinámicamente cambiante. Actualmente, el reconocimiento del potencial de la competencia holística ha permitido que las instituciones educativas se enfoquen en las estrategias de internacionalización, especialmente la movilidad internacional, como el principal catalizador para su desarrollo. De hecho, la internacionalización se ve a menudo como la integración de dimensiones interculturales y globales dentro de la educación. Aunque originalmente se preocupaba por la integración de estos en el propósito, funciones y entrega de la educación superior.
El enfoque holístico en la educación en las condiciones modernas se ha vuelto muy relevante. Un estudiante de educación holística se percibe como una persona holística que necesita un aprendizaje y un desarrollo armoniosos. El docente no se centra sólo en el contenido de la materia, sino que presta atención a la relación con los educandos, prefiriendo un modelo de relación asociativo, reconoce y comprende las necesidades y sentimientos de cada uno, abierto a las opiniones de cada persona con resolución constructiva de conflictos que surgen de la diversidad, muestra flexibilidad, listo para el autodesarrollo constante y la autosuperación. Los principios básicos del aprendizaje holístico son: conectividad, inclusión y equilibrio. El discurso académico ha cambiado recientemente hacia un enfoque más amplio en el estudiante y sus entornos de aprendizaje con una mentalidad verosímil en términos de la calidad de la educación, como, además contribuciones potenciales a la sociedad. No obstante, todavía hay poca evidencia de que los esfuerzos de internacionalización estén a la altura de la visión de crear estudiantes globalmente competentes.
Es por ello, que integrar actitudes, valores y habilidades son relevantes para la incorporación de resultados de aprendizaje relacionados en cursos específicos, módulos o actividades. Si bien esto ciertamente constituye un punto de partida importante, existen numerosos desafíos para este enfoque. Uno de esos desafíos es que los resultados del aprendizaje deben alinearse entre sí a lo largo de todo el plan de estudios del programa de un estudiante, lo que no solo es un esfuerzo logístico inmenso, sino que también sufre contratiempos cuando los estudiantes cambian de programa o toman cursos individuales en diferentes cronologías. Además, para que ocurra el aprendizaje, también se debe hacer explícita la relevancia para la vida profesional del estudiante. Este es especialmente el caso del contenido relacionado con las dimensiones sociales.
Por consiguiente, una forma de avanzar en la educación del siglo XXI depende de un enfoque holístico para incorporar la competencia global necesaria para un futuro razonable y diverso. En el contexto de la ingeniería, es claro que apoyar a los estudiantes en el desarrollo de competencias tan complejas no es tarea fácil. Esto hace que sea aún más evidente que las soluciones simples, como cursos específicos o cursos elementos centrados en un aspecto y no en el otro, no será suficiente para que los estudiantes volverse globalmente competente. En cambio, la consideración cuidadosa y la implementación estratégica son necesarios no sólo para satisfacer las necesidades de las distintas partes interesadas, sino también para maximizar los impactos potenciales de las actividades que se espera fomenten la competencia global como parte de la educación para desarrollo sostenible.
En síntesis, la dirección holística en la educación promueve la asociación entre el estudiante y docente, comprensión y confianza mutua, compromiso y motivación. El uso de formularios de retroalimentación ayuda a reconocer y comprender las necesidades y sentimientos de cada estudiante, trabajar de manera efectiva con la diversidad, motiva al docente al autodesarrollo y superación continuos. Los métodos modernos de enseñanza como el trabajo en pequeños grupos, la narración de cuentos y los juegos de roles según el pensamiento de los estudiantes son más válidos para dominar la competencia comunicativa.
