En el siglo XXI, el ADN del aprendizaje se reestructura para contener adaptabilidad, digitalización y neurociencia. Desde luego, este reordenamiento busca desafiar el mundo actual, donde aprender no siempre es un proceso lineal, sino una experiencia continua, individual y multidimensional. En consecuencia, el conectivismo Ilustra esta nueva ideología, donde el conocimiento se comparte dada la presencia de redes y nodos digitales. Además, los descubrimientos abiertos sugieren que un aprendizaje efectivo necesita emoción, atención y tiempo espaciado, para que reconozca las características y las realidades, los diversos principios del diseño instruccional digital.
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