¿CÓMO PLANTEAR UNA PREGUNTA INVESTIGABLE? | DOCENTES 2.0

Para comenzar, debemos puntualizar que la formulación de una pregunta investigable constituye el punto de partida fundamental de todo proceso científico riguroso. Una pregunta bien construida guía las decisiones metodológicas, delimita el objeto de estudio y orienta la recolección de datos. Según Hernández et al. (2023), “una pregunta de investigación debe ser clara, específica, delimitada y factible de responder mediante procedimientos científicos” (p. 82). Su construcción demanda tanto habilidades lingüísticas como epistemológicas, ya que implica traducir una inquietud cognitiva en términos operacionales precisos.

Al mismo tiempo, el contexto disciplinar y teórico en el que se inscribe el investigador condiciona la naturaleza de la pregunta. En ciencias sociales, por ejemplo, es frecuente formular preguntas explicativas o comprensivas, mientras que en ciencias experimentales predominan las interrogantes causales o predictivas. Como afirman Flick (2022) y Silverman (2021), el tipo de conocimiento que se pretende generar ya sea descriptivo, correlacional, explicativo o exploratorio, define el enfoque metodológico y el tipo de datos requeridos.

También es preciso diferenciar entre una pregunta investigable y una pregunta retórica, especulativa o filosófica. Las preguntas investigables deben poder responderse mediante evidencia empírica verificable y procedimientos sistemáticos. Por ejemplo, en lugar de preguntar “¿Qué sentido tiene la vida en la era digital?”, una formulación investigable sería: “¿Cómo afecta el uso prolongado de redes sociales en adolescentes al rendimiento académico en secundaria?”. Esta transformación supone delimitar el fenómeno, los sujetos, las variables y el contexto.

Por otra parte, la técnica PICO (Paciente-Intervención-Comparación-Resultado), ampliamente utilizada en ciencias de la salud, y la estructura FINER (Factible, Interesante, Novedosa, Ética y Relevante) permiten evaluar la pertinencia de una pregunta. Según Hulley et al. (2022), aplicar estos criterios ayuda a evitar errores frecuentes como la vaguedad, la generalización excesiva o la falta de viabilidad. De igual forma, en estudios cualitativos se recomienda atender a la estructura de Spradley (2021) que parte de dominios culturales y patrones de significación.

A la par, la inteligencia artificial (IA) ha irrumpido como un aliado en la generación y refinamiento de preguntas investigables. Herramientas como Elicit o Scite Assistant permiten a los investigadores explorar preguntas sugeridas a partir de revisiones sistemáticas previas, identificar vacíos de conocimiento y visualizar tendencias emergentes. Estas plataformas, basadas en modelos de lenguaje y minería de texto, amplían las posibilidades heurísticas del investigador y promueven preguntas alineadas con el estado actual del arte científico.

En este sentido, la lectura crítica de literatura especializada es una etapa clave para formular preguntas pertinentes. Según Machi & McEvoy (2022), una revisión sistemática permite identificar las lagunas teóricas, las controversias metodológicas y las recomendaciones futuras señaladas por otros autores. De esta forma, la pregunta de investigación no surge del vacío, sino del diálogo crítico con una comunidad epistémica que valida su pertinencia y relevancia. La pregunta es, entonces, un nodo dentro de una red discursiva compleja.

Así, la formación académica debe incluir entrenamientos específicos en formulación de preguntas de investigación. Talleres de escritura académica, seminarios de tesis y acompañamiento metodológico personalizado fortalecen esta competencia esencial. Como señala Booth et al. (2021), enseñar a preguntar con precisión es más importante que enseñar a responder, ya que “una buena pregunta contiene en sí misma la mitad del conocimiento que se necesita construir” (p. 49). Por ello, el desarrollo de esta habilidad debe ser transversal a toda formación investigativa.

En síntesis, plantear una pregunta investigable no es un acto mecánico, sino un ejercicio de inteligencia, creatividad y rigor metodológico. Requiere dominar los lenguajes de la disciplina, conocer los debates actuales, emplear estructuras conceptuales y herramientas tecnológicas, así como una actitud crítica y autocrítica. Una buena pregunta no solo inaugura una investigación viable, sino que se convierte en el faro que guía todas las decisiones posteriores en la construcción del conocimiento científico.

Referencias

Booth, W. C., Colomb, G. G., & Williams, J. M. (2021). The Craft of Research. University of Chicago Press.

Flick, U. (2022). An Introduction to Qualitative Research. SAGE.

Hernández, R., Fernández, C., & Baptista, P. (2023). Metodología de la investigación. McGraw-Hill.

Hulley, S. B., Cummings, S. R., Browner, W. S., Grady, D. G., & Newman, T. B. (2022). Designing Clinical Research. Wolters Kluwer.

Machi, L. A., & McEvoy, B. T. (2022). The Literature Review: Six Steps to Success. Corwin Press.

Silverman, D. (2021). Interpreting Qualitative Data. SAGE Publications.

Spradley, J. P. (2021). Participant Observation. Waveland Press.

 

 


Ruth Mujica

Ruth M. Mujica-Sequera

Autor del Blog Docentes 2.0: Dra. Ruth Mujica-Sequera, es venezolana y está residenciada en el Medio Oriente desde el año 2011. Fundadora y CEO de Docentes 2.0 y la Revista Tecnológica-Educativa Docentes 2.0. Ingeniero de Sistema con Doctorado en Tecnología Educativa y Posdoctorado en Ciencias. La Dra. Ruth Mujica-Sequera es la Embajadora Latinoamericana de la Tecnología Educativa - Embajadora Nacional de Venezuela reconocida por ReviewerCredits