Actualmente, se habla del aprendizaje significativo y desarrollador de enfoques, estilos de aprendizaje, estrategias, destrezas y competencias. Es improbable hablar en estos términos, si se desconoce los aspectos psicológicos esenciales que intervienen en el aprendizaje y específicamente en el proceso lector.
Cuando se habla del proceso de lectura o de comprensión de un texto, por lo general, se asume el trabajo, no como la construcción de su macroestructura, sino a nivel de la producción de otros textos orales y escritos que la interpretación y el uso de la información genera.
El manejo errado de la lectura en la enseñanza, trae como consecuencia una pobre competencia comunicativa entendiendo esta última, como el dominio de las habilidades de la actividad verbal a niveles lingüísticos, estratégicos, aptitudinales y actitudinales, tanto en la producción oral como escrita. Esto se debe a que regularmente los planes de estudio del Ministerio de Educación planifican el desarrollo de determinadas habilidades lingüísticas específicas para los diferentes niveles, por otra parte, las cuales utilizadas en las propias dinámicas del proceso que están fundamentadas sobre la base de la intuición práctica (el empirismo) y no se pone de manifiesto en la actividad el fundamento teórico del aprendizaje.
Dentro de los contenidos de los currículos, la enseñanza hace énfasis en estructuras gramaticales y léxicos relacionados con los textos de la bibliógrafa confeccionados para estos fines; la identificación de ideas principales y la elaboración de resúmenes. Como consecuencia los procesos de análisis, síntesis, abstracción, generalización no son tomados muy en cuenta porque ven la lectura como un simple proceso de decodificación y no de construcción de significados, a esto se le suma el ignorar las formas lógicas del pensamiento juicios, conclusiones, la solución de problemas como función de la personalidad, tan esenciales en la adquisición de los conocimientos y de destrezas; se suma además, el no estimular la reflexión y autorreflexión de estos procesos.
La lectura es un instrumento de trabajo, un medio ideal para procesar información impresa, no tanto por la información que se obtiene como resultado de la misma, sino por las dinámicas que se manifiesta en el plano interno y externo en las esferas afectivas y cognitivas durante el proceso de comprensión. Es el cómo lo que conlleva al éxito o fracaso en la lectura y en el aprendizaje.
Esa propia concepción de la lectura como instrumento instructivo de los aspectos lingüísticos y no también como herramienta metodológica desarrolladora y formativa en la sistematización de los contenidos y adquisición de una cultura integral ha frenado la formación adecuada en la competencia o dominio de los idiomas, en nuestros futuros profesionales. Solo aquellos con una elevada motivación e independencia cognoscitiva alcanzan los mejores resultados en la formación académica de otras lenguas.
Partiendo de este enfoque, se puede conceptualizar el aprendizaje como aquel proceso o actividad cognoscitiva, que adquiere, además de la dimensión instructiva, transformadoras y formativas, es decir, que asimismo los conocimientos esenciales necesarios, se desarrollan hábitos, habilidades o destrezas, capacidades o aptitudes; se adoptan estrategias antes determinados propósitos; se forman valores, principios, actitudes que rigen nuestro comportamiento. Y estamos aplicando esta definición a todas las esferas del saber humano como, además, a la vida que no queda exento del aprendizaje, por tanto, el fin de esta enseñanza, no puede quedarse al nivel de las formas, sino como objeto de estudio necesario para poder interactuar con la cultura general esencial que le permita ser más competente como futuro profesional.
Las estrategias de aprendizaje han estado muy relacionadas con la comprensión de la lectura, la mayor parte de sus estudios se ha sustentado en este tipo de proceso, porque además de activo y complejo, es un proceso bastante completo, hay elementos comunes en él y en el aprendizaje que le permite al estudiante adquirir conocimientos, lo que significa ampliar su universo cultural y desarrollar competencias.
En síntesis, es importante definir secuencias de estrategias para desarrollar determinadas destrezas en los estudiantes durante el procesamiento de la información; se hace necesario profundizar en los procesos psicológicos (cognitivos y afectivos) que tienen lugar durante el proceso, conocer los estilos de aprendizaje, analizar las secuencias de estrategias que utiliza cada estudiante y, desde la base del conocimiento individual y grupal consciente determinar en qué medida los estilos de aprendizaje y las estrategias influyen en el éxito o fracaso del proceso de aprendizaje de una lengua para diseñar las tareas o actividades adecuadas.