La disgrafía, es una de las dificultades específicas relacionadas con la escritura. Es un retraso en el desarrollo y aprendizaje de la escritura, concretamente en la recuperación de la forma de las letras y las palabras. Esta dificultad se manifiesta, sobre todo, en la escritura libre, el dictado y la copia.
Este trastorno comienza a manifestarse posteriormente de iniciarse el periodo de aprendizaje. Por ello, esta dificultad se hace evidente en aquellos estudiantes que hayan superado los siete años. No obstante, si el diagnóstico se realiza antes de dicha edad, no será apropiado, puesto que este problema puede ser reconocido desde los primeros años de escolarización, un educado tratamiento de este facilitará el proceso de enseñanza-aprendizaje de los alumnos con dicha dificultad.
Entre las características de la disgrafia, encontramos:
1. Escritura ilegible o difícil de entender.
2. Escritura en espejo.
3. Trastornos en direccionalidad de los giros y en los trazos.
4. Espaciamiento irregular e incorrecto de las letras, palabras y frases.
5. Presentación sucia con borrones.
6. Irregularidad del tamaño y forma de las letras.
7. Uso indiferente de letras mayúsculas y minúsculas.
8. Mala postura al escribir y coger el lápiz de forma incorrecta.
9. Trazos discontinuos.
10. Escritura lenta y torpe.
11. Confusión, inversión y omisión de letras similares en grafía y sonido.
12. Uniones silábicas incorrectas.
Los tipos de disgrafia son:
1. Disléxica: Es proyección de la dislexia en la escritura, dando lugar a una escritura ilegible y una ortografía deficiente.
2. Motriz: La alteración se produce en las capacidades motrices de la persona, afectando a la fluidez y calidad de la escritura.
3. Espacial: El trastorno se produce en la percepción del espacio y como resultado una escritura desordenada, con letras separadas y escritura inclinada.
Pero ¿Cuál es el tratamiento?
1. La principal técnica de mediación es el encadenamiento, es decir, el perfeccionamiento de habilidades específicas. Este procedimiento permite optimizar el entrenamiento en la escritura.
2. Desarrollar la coordinación manual para ejecutar correctamente los movimientos que requiere la escritura.
3. La colocación del cuerpo y del papel son fundamentales para empezar a hacer los ejercicios.
4. Trabajar en la mejora de la percepción visual de la persona.
5. Realizar ejercicios memorísticos y practicar con diversas actividades manuales para captar y retener la forma de las letras.
6. Practicar tomar el lápiz con los dedos y aprender a relajar las yemas de los dedos evitará los cambios de presión sobre el papel al escribir cada letra.
En síntesis, el tratamiento de cualquier problema de aprendizaje el juego es la mejor herramienta. Las posibilidades para que la persona aprenda las letras del alfabeto y forme palabras de forma lúdica son casi infinitas y se debe aprovechar.