En el proceso inicial de enseñanza-aprendizaje de la lectura y escritura es la que contribuye a la inseguridad, frustración, deserción escolar, que actualmente sufren muchos estudiantes de los primeros grados. Asimismo, es la que ayudará a evitar en los educandos futuros problemas de aprendizaje y de conducta. De esta manera, un buen dominio de las habilidades de la lectura posibilita un adecuado aprendizaje en las diferentes áreas del currículo y abre las puertas a seguir aprendiendo. El apropiado manejo de las habilidades lectoras ayudará a descubrir el placer de la lectura. Aditivo a esto, la adquisición de las habilidades de la comunicación escrita sienta las bases para poder expresarse con espontaneidad y creatividad.
Garantizar estos aprendizajes en todos los educandos en las instituciones educativas se convierte en un compromiso sociopolítico y ético primordial. El intenso avance de la tecnología en el campo de la comunicación y de la información, llevó a argumentar, en algún momento, que la imagen y la palabra hablada reemplazarían ventajosamente a la lectura y la escritura; no obstante, la realidad demuestra que la habilidad lectora y la producción escrita cobran mayor vigencia en el mundo globalizado, donde el acceso a la información llega principalmente por escrito a través del Internet, un medio cada vez más generalizado.
- Desarrollar la atención y concentración.
- Desarrollar la capacidad de decodificación y comprensión de mensajes.
- Poseer actitud dialógica para escuchar y aprender de los demás.
- Permite al lector ampliar su panorama y desarrollar criterios para comprender e interpretar su propia realidad.
- Ayudar a incorporar formas y procesos lingüísticos: ortografía, vocabulario, modelos de construcción y de composición, entre otros.
- La organización y estructuración del pensamiento.
- La actitud dialógica.
- El sentido lógico.
- La capacidad de argumentación.
- Niveles de expresión más elaborados



