El desarrollo pedagógico y científico, la producción precipitada de la información; la recreación continua de los valores, la complejidad de la problemática social, la incertidumbre y el conflicto que genera el mundo moderno exigen de las instituciones educativas, la renovación de las prácticas pedagógicas y curriculares a través de la adopción de modelos pedagógicos que integran el desarrollo del Ser humano en todas sus dimensiones: cognitivas, axiológicas y praxeológicas en un todo equilibrado.
El Modelo Pedagógico está creado como el constructo que representa las posibilidades pedagógicas de acceso a niveles superiores de Desarrollo del Pensamiento y las Habilidades comunicativas; reconoce a los intereses, necesidades y expectativas de la comunidad, partiendo para ello del análisis del contexto sociocultural, ético, político y económico, el cual aporta los elementos fundamentales para su caracterización, definida a través de los propósitos, los contenidos, la secuenciación, los métodos, los recursos, las relaciones y la evaluación.
Para la Institución Educativa el Modelo Pedagógico debería ser tomado como un instrumento articulador del eje docente-estudiante-institución-cultura, a través de una metodología que permite al docente y al estudiante trascender y dimensionar su actuar en el aula, avanzando hacia un conocimiento dinámico en las condiciones particulares de cultura, contenido social, democracia, ciencia y tecnología, enmarcados en el desarrollo de las dimensiones del Ser humano. Este modelo se establece en la guía para direccionar el quehacer educativo definiendo los propósitos, contenidos, secuencialidad, metodología, recursos, relaciones y evaluación.
Los propósitos se asumen como el fin último que se desea alcanzar a través de los procesos de formación y es así, como la institución tiende a formar ciudadanos críticos, analíticos, reflexivos con niveles de desarrollo humano, del pensamiento y de las habilidades comunicativas, que le permitan un mayor acceso al conocimiento y la aprehensión de aprendizajes significativos, favoreciendo en los estudiantes el manejo idóneo y profesional de saberes académicos y laborales para desempeñarse en el campo de acción donde esté inmerso; procurando así que cada integrante de la comunidad educativa sea gestor de desarrollo a partir del conocimiento, análisis y transformación de su propia cultura; por tanto hacen parte de la condición necesaria para la consecución de la calidad educativa; éstos van implícitos en el currículo y para dimensionarlos se establecen espacios, tiempos y ambientes determinados; siendo los contenidos su mejor expresión.
En síntesis, a partir de la aplicación de didácticas y estrategias metodológicas los estudiantes se adaptan a las formas de aprender y del aprendizaje significativo. El modelo activista que es adoptado por la institución integra tres escuelas: la activa por su énfasis en el saber hacer y aprender a convivir, la lúdica por su énfasis en el ser, el trabajar con los sentimientos, con el querer ser de la persona y lograr descubrir su vocación, y la constructivista por su énfasis en el saber, en los contenidos curriculares que permiten desarrollar el acto de pensar, la tarea de investigar y autoevaluar el aprendizaje y finalmente como consecuencia aprender a aprender.