Para comenzar, es importante señalar que el cerebro nos engaña continuamente. Gran cantidad de investigaciones lo han comprobado con las ilusiones ópticas, como por ejemplo las utilizadas en la realidad virtual, y los efectos de distorsión del tiempo tan particulares como la cronostasis. Asimismo, el cerebro juega con la percepción de lo que oyes, como lo demuestran una gran cantidad de ilusiones auditivas.
El efecto McGurk demuestra la estrecha correlación que tienen nuestros sentidos. El mismo sonido puede variar drásticamente de acuerdo a la persona que nos está hablando, al mover los labios de una manera o de otra. En ambos casos, el sonido es exactamente el mismo, pero lo que oímos cambia de acuerdo a la que se observa. Lo más increíble es que cuando ambas imágenes se están reproduciendo lado a lado, podemos hacer que el sonido cambie simplemente mirando a izquierda o a derecha.
En la escala de Shepard pasa lo mismo, pero con sonidos. El resultado es una escala musical que da la ilusión de ser infinita. Ocurre cuando se superponen ondas sinusoides separadas por octavas. Cuando la base de lanzamiento del tono (conocido como pitch, el cambio de volumen, en esencia) van hacia arriba o hacia abajo, el sentido de la escala también parece variar.
El oyente se concentra en los cambios entre las notas próximas, omitiendo las demás y dando la sensación de que cada tono parece ser más bajo o más alto que el anterior, pero no lo es. Es decir, el oyente se centra en las distintas gradaciones de las notas próximas según el volumen, no en las de unos segundos atrás, mucho menos en las futuras. Como cada tono parece más bajo o más alto que el anterior, da la sensación de que el sonido baja o sube continuamente. Aunque sólo sea por unos centímetros, los dos oídos están separados físicamente entre sí. Eso implica que la frecuencia del sonido que llega a los mismos varía ligeramente. Jugando con el volumen y con las longitudes de onda puede recrearse dicha sensación.
Es por ello, presentamos un ejemplo muy popular en las redes sociales, como es el siguiente: «Yanny» o «Laurel»
En síntesis, hay personas que tienen deficiencias para procesar este tipo de cambio de frecuencia. Estas personas experimentan dificultades con la lectura, con el aprendizaje del lenguaje, e incluso para percibir el estado emocional de la persona con la que hablan. Para el científico canadiense Steven Pinker, esta ilusión enseña mucho sobre la percepción. «La información sensorial es ambigua; el cerebro agrupa los elementos en una conjetura coherente; se bloquea en adivinar, percibe elementos en consecuencia» Pero, ¿Que palabra escuchas?