Los estilos cognitivos están relacionados con la manera en que los seres humanos perciben y procesan la información. El autor García (1989), basado en los postulados de Witkin, desarrolla unos supuestos que enmarcan la ruta hacia el entendimiento de las diferencias individuales y los estilos cognitivos.
La construcción de la identidad se da principalmente en los espacios escolares, razón por la cual las instituciones educativas deben gestionar fundamentalmente la formación de la persona para comprenderse a sí mismo, desarrollar sus atributos personales y su proyecto de vida, integrarse a la sociedad y obtener un perfil ocupacional. En la medida en que las instituciones educativas, piensen que su misión está simplemente en la formación de seres productivos, perderá su papel e importancia. Esta construcción de identidad resulta clave para los estudiantes que deben combatir con los estigmas sociales que los hacen víctimas de señalamiento, el autor Goffman (1970) clasifica tres tipos de estigmas: el del cuerpo, defectos del carácter del individuo, tribales o de la raza.
De acuerdo, con Giddens (2003), en una experiencia pedagógica el educador no debe buscar transformar al otro desde el poder del conocimiento, sino, que también debe asumirse como otro. Pero, la educación actual y su organización, está diseñada para ubicar a todos los educandos en un mismo nivel de organización, con unos contenidos teóricos exactos y acordes al grado pero no a la realidad vivencial del estudiante; esto coloca en situación de desventaja a ciertos grupos minoritarios; y las repercusiones son mayores cuando se asume que todos los niños presentan el mismo patrón de comportamiento; desconociendo, por tanto, tal y como lo enuncia Vygotsky, que “el comportamiento humano es el producto del desarrollo de los sistemas de contactos sociales y relaciones, de las formas colectivas de comportamiento y de la cooperación social” (Vygotsky, 1999).
Una mirada al docente afirma que él es referente, guía, mediador en el proceso de enseñanza-aprendizaje, quien debe contemplar al educando en su singularidad y su perfil; la sociedad lo relaciona con unas características, pero, además, tiene el carácter de responsabilidad que su rol le atribuye, ligado a la transformación de otro u otros (Freinet, 1999).
En síntesis, el docente al reconocer la diversidad debe observar cambios en su quehacer pedagógico, adaptar su estilo de enseñanza-aprendizaje y el modelo de interacción educativa a la diversidad de los alumnos, así se garantiza el reconocimiento sin renunciar a su propia identidad cultural.
