Actualmente, se habla del concepto de las aulas futuras, los laboratorios multimedia innovadores, los espacios de aprendizaje activo y las instituciones educativas de próxima generación están considerando los factores externos de las edificaciones.
Existen varios autores que han identificado su impacto en múltiples funciones humanas, incluidos los procesos cognitivos (Hygge y Knez, 2001) y el bienestar (Evans, 2003). Higgins y col. (2005) quienes enfatizan el impacto significativo que elementos como la temperatura, la luminosidad y la acústica que tienen en el ambiente interno de la institución. Los autores Montazami, Gaterell y Nicol (2015) sustentan que el desempeño interno de los estudiantes y los docentes está influenciado por el entorno interno de los inmuebles, específicamente por factores como los niveles de ruido, la temperatura interior, la calidad del aire y la iluminación. Estos factores se correlacionan positivamente con el aprendizaje y el comportamiento de los estudiantes, así como con su satisfacción y el rendimiento académico.
A continuación, listaremos algunas recomendaciones para los líderes educativos:
1. Desarrolle una nueva mentalidad: Trata de visualizar nuevas posibilidades para espacios de aprendizaje. El primer paso para rediseñar el aula de clases es separar la noción que tiene que ser un aula. Debe cuestionarse, ¿qué experiencias deseo crear para los estudiantes?
2. Sumérjase en los recursos: En el diseño de espacios para un aprendizaje efectivo, liderando la transición del aula al espacio de aprendizaje y concéntrese en la experiencia, no en las cosas. Al rediseñar los espacios de aprendizaje, permite que el tipo de experiencias de aprendizaje que desea fomentar sea su guía. Se debe recordad, que no se trata de mobiliarios, se trata del aprendizaje. Debe preguntarse, ¿qué diseño apoyaría eso?
Por ejemplo, el arquitecto Sullivan acuñó la frase “la forma sigue a la función”, y esto también se aplica a las aulas. Un aula con hileras de pupitres frente al frente de la sala crea un espacio centrado en el docente que implica que se espera que los estudiantes se sienten y escuchen mientras el educador habla. Pero, un aula con estudiantes sentados uno frente al otro en pequeños grupos fomenta un estilo de aprendizaje más activo y centrado en el estudiante, impulsado por el trabajo en equipo y la colaboración.
3. Crea un espacio multidimensional: Es importante tener un espacio que pueda asumir diferentes roles, dependiendo de los tipos de aprendizaje en curso. Un espacio de aprendizaje flexible y dinámico donde los mobiliarios se pueden reorganizar rápidamente para apoyar diversas actividades.
4. Promover el movimiento y la actividad: Permitir que los estudiantes se muevan durante la clase, ofrece beneficios académicos y relacionados con la salud. Considere comprar sillas que les permitan a los estudiantes balancearse o moverse, así como escritorios y mesas ajustables en altura que les permitan pararse o sentarse.
5. Añade color: Los estudios manifiestan que el color afecta nuestro estado de ánimo y puede crear un espacio más atractivo. Indague sobre oportunidades para introducir una variedad de colores en el aula, como paredes, escritorios, sillas, adornos, colores decorativos, interiores de gabinetes y alfombras.
6. Diseñe con lo digital en mente: Es interesante pensar en fuentes de energía eléctrica para que los estudiantes carguen sus dispositivos y que sean suficiente para adaptar los dispositivos de los estudiantes.
7. Salga del sitio: Inspírate crear ambientes cálidos y acogedores para reunirse, compartir o estudiar.
En síntesis, las investigaciones han proporcionado evidencia clara del efecto que el diseño general del entorno físico de los espacios de aprendizaje tiene en sus usuarios. Además, existen estudios que han alertado sobre el impacto privativo que los largos períodos de inactividad tienen en la salud corporal de los estudiantes, así como en su desarrollo cognitivo y control del comportamiento.
