En el ámbito educativo, es muy frecuente observar que los administradores y docentes utilizan listas de verificación para observar las aulas. Posteriormente, de observar y marcar las prácticas de una lista, el líder de la institución puede dejar una nota de agradecimiento o brindar una breve retroalimentación al docente, quizás sugiriendo una estrategia ya preparada para experimentar. No obstante, las observaciones especialmente las relacionadas con la evaluación de los docentes no invitan al cambio de las prácticas de instrucción.
Los autores Toch & Rothman (2008) denominan a este tipo de observaciones «desde el aire» ya que ignoran la complejidad de la experiencia en el aula y necesidad de evidencia más matizada. Los resultados sobre las observaciones se extraen en gran medida de las percepciones subjetivas del observador, que manejan para dar retroalimentación a los educadores con la expectativa de que conozcan qué hacer para mejorar. Tales enfoques son ineficaces para cambiar la práctica docente.
Hoy en día, existen infinitas herramientas de observación las cuales permiten personalizar para ayudar a los directores de modo que puedan proporcionar a los docentes ejemplos específicos y evidencia objetiva. Estas herramientas abordan los componentes clave del acceso equitativo y rigor. Entre los beneficios de estas herramientas tenemos:
- Las herramientas de acceso equitativo generan evidencia sobre los patrones de llamada y cuestionamiento.
- Las herramientas para el rigor abordan el nivel cognitivo de las preguntas y cómo el maestro investiga el pensamiento de los estudiantes.
La retroalimentación, aunque puede y debe ser útil para el diálogo y reflexión, a menudo es unidireccional y se basa en datos de percepción. En cambio, los observadores deben fomentar conversaciones sobre el cambio del quehacer pedagógico. Para alcanzar este propósito de manera más efectiva, la retroalimentación debe experimentar un cambio tanto cuantitativo como cualitativo.
Los líderes escolares deben pensar de manera diferente sobre los aspectos logísticos de una conversación con un tono de invitación y colaboración para las conversaciones.
En síntesis, la observación y conversación implica tres segmentos de 15 minutos: realización de la observación; analizar la evidencia de la observación y preparar una pregunta de apertura; como, además, facilitar una conversación posterior a la observación.