Dentro de este agregado de reformas y cambios, la más polémica y controversial se relaciona con el proceso evaluación más aún si se trata de la evaluación de la práctica docente; generalmente solo se mide el rendimiento de los estudiantes y se hace juicios, «los estudiantes son malos», «los estudiantes no estudian” y otros, sin detenerse a pensar, criticar, reflexionar y analizar que el desempeño docente influye de alguna forma en ese rendimiento estudiantil. Por lo tanto, es que se considera necesario motivar a los y docentes a crear una cultura de auto evaluación de la práctica docente, contribuyendo así a mejorar los procesos educativos, y la practica misma.
- Ayudar a los docentes a encontrar vías que desarrollen sus destrezas profesionales.
- Ayudar a la planificación del perfeccionamiento y desarrollo profesional individual y colectivamente.
- Identificar el potencial del docente para el desarrollo profesional con la intensión de ayudarles a través de la educación en servicio y orientación adecuada entre otras.
- Los objetivos didácticos de las áreas que se van a trabajar,
- Los contenidos,
- Las actividades que consideramos más adecuadas para conseguir los objetivos propuestos,
- Las estrategias y los recursos suficientes y variados que resulten más congruentes con los objetivos y con la realidad concreta de los estudiantes a quienes van dirigidos.
- También resulta imprescindible, asimismo, concretar los criterios, procedimientos, instrumentos y técnicas de evaluación, mediante los que se va a comprobar que los estudiantes realmente van aprendiendo a la vez que desarrollan las habilidades y capacidades correspondientes a su etapa educativa.
- Es muy importante, además, prever las condiciones de tiempo y de espacio que tanta importancia tiene para garantizar que los estudiantes logren aprendizajes relevantes de forma eficaz.