Desde hace varias décadas, en el ámbito educativo el tema de la capacidad de recordar les preocupa a los estudiantes, docentes, padres, representantes e investigadores. Hoy en día la mayoría de las personas realizan grandes esfuerzos para obtener competencias, conocimientos y destrezas, tanto de manera consciente como inconsciente. El filósofo y psicólogo alemán Ebbinghaus (1885) planteó la hipótesis de la disminución de la retención de la memoria con el tiempo.
De acuerdo con algunas investigaciones realizadas hasta el presente, entre las ellas las de Patterson (2016) las personas olvidan el 50% de lo que aprenden después de la primera hora, 70% dentro del primer mes y el 90% de lo que han aprendido luego de haber finalizado sus cursos de capacitación. Por ello, al reflexionar sobre el sistema de educación formal en todos los países, se observa que hasta hace algunas décadas, las instituciones educativas en todos sus niveles e incluso organizaciones trabajaban bajo un plan de estudio estructurado, con un docente o capacitador que desarrolla la clase a un grupo de oyentes pasivos.
Incluso hasta la fecha, las aulas digitales siguen siendo la misma; automatización y tecnología simplemente mejoraron los métodos de entrega. Con la aparición de las redes sociales, el modelo de entrega, construcción y desarrollo de contenidos evolucionado. El autor Ebbinghaus reveló que para que una información se grabe completamente en el cerebro de manera permanente, se deben dar dos situaciones: un aprendizaje de calidad y repetición. Por ello, se hace necesario renovar la información, esto se conoce como el principio del sistema de la repetición por espacios.
Por ello, Internet como recurso de información y herramienta para el aprendizaje, facilita a las personas un mayor énfasis en la explicación, lo cual fortalece el pensamiento crítico en los sistemas formales de aprendizaje. El desafío es ¿cómo transmitir el conocimiento, competencia de manera significativa? Aquí es donde entra en juego la importancia de la curva del olvido porque los estudiantes precisan un entorno seguro y organizado donde puedan aprovechar los recursos para analizar, comunicarse y colaborar. Es decir, un aprendizaje más atractivo e interactivo. Si bien las plataformas de aprendizaje han ayudado al fortalecimiento de la educación, también es cierto que en algunos casos las herramientas y sistemas existentes no han seguido el ritmo de la rapidez del cambio tecnológico e innovador para brindar una experiencia de aprendizaje verdaderamente significativo. En muchos casos, los sistemas de gestión de aprendizaje (LMS) están restringidos a la automatización del aprendizaje formal o solo agregan algunas herramientas de redes sociales para completar su modelo de entrega.
En síntesis, los estudiantes de hoy son la fuerza laboral del mañana. Los lugares de trabajo del futuro tienen que ver con el uso de herramientas modernas de comunicación y colaboración para trabajar en equipos virtuales repartidos por ubicaciones. Por lo tanto, el aprendizaje social a una edad temprana es ahora esencial para crear una fuerza laboral capacitada y preparada para el futuro que sea experta en el aprendizaje autoorganizado, el intercambio de conocimientos y el trabajo sin problemas con los equipos. Los docentes y estudiantes necesitan de una interfaz unificada que impulsa todas las actividades, para hacer que el aprendizaje social sea parte integral de la educación digital.