A medida que pasa el tiempo, un docente a lo largo de su carrera profesional, se vuelve más sabio. No obstante, la edad y sabiduría de los estudiantes siempre son las mismas. Por lo tanto, año tras año, la energía de los estudiantes es constantemente exponencial en comparación con un educador que gradualmente envejece, se cansa y ralentiza. La enseñanza es abrumadora, especialmente cuando la expectativa es alcanzar los estándares más altos en el próximo año académico.
Por supuesto, la vida se interpone en el camino y factores externos como la edad, hipoteca, salud, ubicación del trabajo y cuidado de los niños son factores que influyen en la duración del servicio docente, así como en el lugar donde un docente elige trabajar, pero, también lo hace la cultura escolar y su liderazgo.
Lo que generalmente sucede en el aula es que los docentes expertos se vuelven más sabios, se casan con políticas y métodos siempre cambiantes, mientras que los maestros sin experiencia asimilan nuevos conceptos y, dependiendo de quién los rodea, se hunden o nadan en función de la calidad de la tutoría dentro de la institución educativa, como, además, la riqueza del conocimiento a su alrededor. Hoy en día, las instituciones educativas se cuestionan ¿cómo crear una cultura de enseñanza positiva?
Los docentes de la actualidad no serían hoy lo que son sin la experiencia de los colegas que me rodean. El contexto y la cultura de la institución educativa importan y cada educador debe buscar activamente tener un diálogo profesional con sus compañeros de manera regular. Por ello, la gran mayoría de los docentes anhelan una cultura de práctica en el aula en la que sean libres de compartir y de confianza. Desean una profesión en la que participen con pasión y propósito para permitir un aprendizaje profundo y poderoso.
Hoy, más que nunca, los docentes deben estar comprometidos con la investigación, pero a menudo:
- a) No saben por dónde empezar.
- b) No tienen el tiempo.
- c) No conocen cómo acceder a la información validada.
En síntesis, en la educación actual se necesita un líder escolar valiente para proteger a su personal de las presiones externas, reducir la carga de trabajo e ignorar diversas políticas, en un clima de alta responsabilidad, que garantice los mejores resultados de los estudiantes. Si lo que se desea es trabajar con calidad entonces se deben hacer cosas que realmente funcionen en las aulas. Por ende, se debe comenzar a usar las experiencias de los demás en el aula como evidencia en sí misma. No obstante, esto se debe hacer de manera confiable y con cierto sentido común.