La crítica es un movimiento de pensamiento que procesa algo con relación a una norma, la cual no se debate en el proceso del criticar. Aun cuando las normas se critiquen una y otra vez, sin embargo, otras normas nuevas y superiores vuelven a dar los criterios. En ese sentido, la crítica siempre se entiende en forma sólo funcional e instrumental. Aparecen dos aspectos esenciales, bajo los cuales puede considerarse el concepto de norma: uno de contenido y otro formal, es decir, puede distinguirse un momento descriptivo y otro imperativo.
La norma en el sentido de modelo fundamental tiene un carácter imperativo, más allá del descriptivo, en cuando todos los objetos sometidos a la norma según su forma han de coincidir con el modelo que está como la base de ellos. Por lo tanto, cuando se ejerce la crítica uno debe dejar constancia de a qué normas, ya sean morales, estéticas o científicas, se atiene para ejercitar tal crítica. Los críticos más audaces, y que también han tenido un mayor impacto en su entorno y en las generaciones posteriores, son aquellos que han forjado nuevas normas con arreglo a las cuales han realizado su labor crítica.
No obstante, no se critican procesos naturales, sino siempre una actividad humana, o algo que de alguna manera debe reducirse a la acción de personas. Son objeto de nuestro juicio crítico, no la enfermedad, la muerte, las catástrofes como tales, sino la conducta del médico, las causas políticas de la guerra, o las medidas insuficientes para atenuar las consecuencias de un terremoto. Hay crítica donde está en juego un deber. La crítica no está en su puesto cuando se observa un ser o se investigan sus fundamentos. La práctica del deber no sólo puede ser simplemente verdadera o falsa, sino también buena o mala, hermosa o fea, justa o injusta, acertada o desacertada; por lo tanto, cuando lo que sucede está condicionado por la libertad.
En la libertad del hombre que actúa y planifica se decide si lo que hace es más o menos bueno, justo, acertado, y, por tanto, esto en principio está sometido a crítica. La crítica no afecta a las cosas por sí mismas, sino solamente en cuanto éstas se piensan como dependientes de la acción humana; lo cual significa que el fundamento de su mutabilidad está en la voluntad libre del hombre.
En síntesis, la autocrítica es aquel acto preciso (escrito, discurso, entre otros) con el que un miembro del aula de clases reconoce los propios errores, o culpas, de manera oficial y relativamente institucionalizada, pública, en las sedes competentes, cerrando así una fase de disensión y de lucha política y reafirmando la unidad interna.