Los objetivos de la enseñanza en área de matemática, obligatoria no es sólo que los educandos aprendan las cuatro reglas aritméticas, las unidades de medida y unos elementos geométricos, sino que su principal finalidad es que puedan resolver problemas y aplicar los conceptos y habilidades matemáticas para desenvolverse en la vida cotidiana. Esta es particularmente importante en el caso de estudiantes con dificultades en el aprendizaje de las matemáticas (DAM).
Para la mayoría de los educandos, el aprendizaje de las matemáticas simboliza un gran esfuerzo; el fracaso escolar en esta disciplina está muy extendido, más allá de lo que podrían representar las dificultades matemáticas más específicas, igualmente conocidas como discalculia. Para comprender la naturaleza de las dificultades es necesario conocer cuáles son los conceptos y habilidades matemáticas básicas, cómo se adquieren, qué procesos cognitivos subyacen a la ejecución matemática. Exclusivamente, con un conocimiento de estos procesos se pueden diseñar sistemas de evaluación y de intervención adecuados.
Las matemáticas elementales, junto con la lectoescritura, establecen los aprendizajes instrumentales básicos que realizan los estudiantes en los primeros años escolares. El conocimiento matemático les va a servir para poder desenvolverse no sólo en la institución educativa, sino en muchas situaciones de la vida cotidiana ya que se utiliza en una serie de actividades que van desde realizar las compras, los intercambios de dinero, hasta las operaciones simples en el ámbito profesional. No obstante, el fracaso en el aprendizaje de las matemáticas tiene una alta prevalencia.
La gran extensión de las dificultades de aprendizaje de las matemáticas, hace que se hayan invocado una diversidad de factores causales para explicar las DAM, variando si cumplen a factores externos más relacionados con la dificultad de la propia disciplina y de su enseñanza o si, por el contrario, se deben a una dificultad específica en algunas personas para el procesamiento de los números, el cálculo aritmético y la resolución de problemas, trastornos conocidos con el nombre de discalculia. No se puede aplicar con ligereza el término discalculia que sería la dificultad de aprendizaje específica de las matemáticas sin otros problemas asociados.
Este término se utilizó inicialmente en el campo de la neurología, que estudia principalmente los trastornos específicos como consecuencia de las lesiones cerebrales y de ahí pasó al campo educativo. No obstante, la utilización del enfoque neurológico para el estudio de las dificultades iniciales en el aprendizaje de las matemáticas ha sido criticado desde la perspectiva evolutiva y educativa. Hablaremos de las DAM en general, entendiéndolas como dificultades en el aprendizaje matemático no asociadas no asociadas a un retraso mental o a un problema en la escolarización.
En síntesis, la teoría del aprendizaje de tipo asociacionista, y su ley del efecto fueron muy influyentes en el diseño del currículum de las matemáticas elementales en la primera mitad de este siglo. Las teorías conductistas defendieron un aprendizaje pasivo, producido por la repetición de asociaciones estímulo-respuesta y una acumulación de partes aisladas, que implicaba una masiva utilización de la práctica y del refuerzo en tareas memorísticas.
El autor Brownell, precursor del actual enfoque cognitivo, defendía la necesidad de un aprendizaje significativo de las matemáticas, cuyo principal objetivo debía ser el cultivo de la comprensión y no los procedimientos mecánicos del cálculo. Piaget estudió las operaciones lógicas que subyacen a muchas de las actividades matemáticas básicas a las que consideró como prerrequisitos para la comprensión del número y medida. Así, los conceptos de seriación, conservación, transitividad, e inclusión de clases, son de un gran valor en este sentido. Aunque a Piaget no le preocupaban los problemas de aprendizaje de las matemáticas, muchas de sus aportaciones siguen vigentes en la enseñanza.