La actividad educativa es esencialmente participativa, el aprendizaje se origina en la interacción docentes-estudiantes, entre los educandos entre sí, en la estrecha colaboración con las familias. Y esto necesita procesos participativos liderados por los educadores de los centros. La participación se convierte en principio y fin de la educación y, por tanto, en un objetivo que se deberá enseñar y aprender.
Asimismo, es una herramienta para la actividad educativa al motivar e implicar a los estudiantes en su propio proceso de aprendizaje haciéndolos protagonistas del mismo. Así la participación se conforma como un principio de calidad, que incide tanto en los procesos como en los resultados educativos. Por ello, es necesario que el docente crea en ella y la ponga en práctica. Y, además, está al alcance de todos, es cuestión de intentarlo.
La formación permanente del educador debería abordar de manera práctica y útil aquellas estrategias, técnicas e instrumentos que ayuden al docente a desarrollar o, en su caso, reorientar su labor mediante metodologías más participativas y motivadoras que generen expectativas de aprendizaje, con posibilidades efectivas de hacer progresar y aprender a todos los estudiantes en un sistema educativo heterogéneo y multicultural como el nuestro.
Los ejes para la formación continua del docente respecto a la participación, son:
1. Práctica docente, evaluación y mejora.
2. Un nuevo concepto de enseñar y de aprender: la inclusión de las competencias básicas en el currículo.
3. Respuesta a las nuevas necesidades y características de los estudiantes y de los centros.
4. Autonomía de los centros y Proyecto Educativo.
5. La participación de la comunidad educativa.
6. De una educación en valores y actitudes de los estudiantes.
7. La competencia social y ciudadana y la Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos.
8. Las competencias del docente en el área o materia de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos.
9. Actividades para la participación y adquisición de la competencia social y ciudadana.
En síntesis, la colaboración de todos los involucrados en el proceso de enseñanza-aprendizaje, e ineludiblemente la participación, se convierte también en un medio y herramienta para conseguir la mejora continua de los procesos de enseñanza-aprendizaje y el buen funcionamiento del centro educativo.