El construir espacios de formación donde se produce la discusión, se generan consultas, se favorece la socialización y colectivización del conocimiento apostando a la colaboración y cooperación entre estudiantes es la tónica de los espacios virtuales. Tienen la peculiaridad de vencer las limitaciones temporales del aquí y ahora de la presencialidad, quedando disponibles en el tiempo y perdurando su función socializadora. Para sostenerlos requieren por otro lado una participación activa de ambos actores docente y estudiantes y acordar entre ambos, la constitución de este espacio como un espacio formativo.