LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y LAS HABILIDADES INTRÍNSECAS DEL DOCENTE.

Las habilidades de la inteligencia emocional ejercen efectos beneficiosos para el docente a nivel preventivo. Es decir, la capacidad para razonar sobre nuestras emociones, percibirlas y comprenderlas, como habilidad exclusiva del ser humano, implica, en último término, el desarrollo de procesos de regulación emocional que ayudarían a moderar y prevenir los efectos negativos del estrés docente a lo que ellos están expuesto diariamente. 

Pero, ¿Por qué es preciso aprender a razonar, comprender y regular las emociones en el contexto educativo? El porqué, es que la actividad docente es una de las labores con mayor riesgo de padecer distintas enfermedades. Simplificadamente, es una cruda realidad que los docentes hoy en día experimentan de forma cada vez más creciente una variedad de trastornos y síntomas relacionados con la ansiedad, la ira, la depresión y el conocido síndrome de estar quemado o burnout. Estos problemas de salud mental además se aumentan, en algunos casos, con la aparición de diferentes alteraciones fisiológicas, como consecuencia de diversos estresores en el ámbito laboral que van articulando su aparición y desarrollo. 
En la actualidad, los docentes han de enfrentado una posición diferente, nuevos retos y desafíos que poco tienen que ver con los de décadas anteriores. Aspectos como la falta de disciplina de los estudiantes, problemas de comportamiento, el excesivo número de estudiantes, la falta de motivación por aprender, la apatía estudiantil por realizar las asignaciones escolares encomendadas y el bajo rendimiento se han convertido en importantes fuentes de estrés para el docente que afectan a su rendimiento laboral. La cambio está contribuyendo a la diversidad cultural de las clases, lo cual se convierte en un desafío adicional para el profesor que debe ajustar el estilo de enseñanza y el currículo a las nuevas necesidades convirtiéndose en un nuevo factor de estrés. 
En muchos de los casos, la pérdida de credibilidad en la labor profesional de los docentes y el bajo estatus social y profesional, entre otros, disminuyen aún más la capacidad de afrontamiento del docente. Así, la sociedad demanda al docente una mayor preparación técnica, especialización no sólo en contenidos sino también en la metodología docente, en el conocimiento psicológico de los estudiantes, la enseñanza de valores cívicos y morales, etc. A estas crecientes exigencias se suma el hecho de que el sistema educativo no siempre favorece un contexto organizacional que apoye al docente, independientemente del nivel en el que se sitúe. Como se observa, mientras los docentes se incorporan a su profesiones con unas altas expectativas y con un objetivo claro de educar a los niños y adolescentes. Las diversas fuentes de estrés existentes van degradando esa expectativa original. Las condiciones laborales, la falta de recursos en comparación con las altas demandas requeridas, las distintas presiones temporales se convierten en obstáculos, muchas veces insuperable, que pueden hundir el entusiasmo inicial del docente y desembocar en la aparición de estrés laboral, diversos síntomas ansiosos o depresivos y trastornos de salud física y mental dando lugar, en algunos casos, al absentismo, la baja laboral o el abandono de la institución. 
Las consecuencias de esta situación, finalmente, no afectarán únicamente al profesional docente, o a la organización en la que trabaja, sino que el estudiante va a ser el directo receptor de un servicio de baja calidad en relación a algo esencial: su propia educación y/o formación como profesional. 
Debido a la enorme cantidad de factores que ocurren durante la práctica docente, resulta difícil atribuir a una o varias causas el síndrome del burnout docente y sus consecuencias. Sin embargo, se reconocen varios grupos de agentes que contribuyen a la aparición del estrés laboral en el docente. Entre estos factores podemos destacar tres grandes grupos: 
  1. Factores que se sitúan en el contexto organizacional y social (e.g., sobrecarga de trabajo; presiones temporales, escasez de recursos.
  2. Factores vinculados a la relación educativa (e.g., escasa disciplina y mala conducta al estudiante, desmotivación estudiantil, falta de comprensión por parte de compañeros de trabajo).
  3. Factores personales e individuales relacionado con variables inherentes del docente que influyen en la vulnerabilidad al estrés docente (e.g., experiencia docente, autoestima, estilo atribucional, características de personalidad).
Las habilidades de inteligencia emocional se centralizan en este tercer grupo de factores relacionados con las habilidades intrínsecas del docente. La literatura ha dejado evidente la relación entre una mayor vulnerabilidad hacia el síndrome de burnout y diversas características de personalidad tales como autoestima, locus de control, patrón tipo A, etc. El problema de estas variables clásicas de personalidad es que hacen referencia a rasgos o estados inherentes de la persona más que a la manera en la cual el sujeto percibe, comprende y maneja sus emociones y la de los demás. En este sentido, desde el campo de estudio de la inteligencia emocional se empieza a prestar atención a las habilidades emocionales que las personas desarrollan para afrontar los diversos contratiempos, entre ellos, aquellos ocurridos en el contexto escolar. Puesto que lo característico y peculiar del burnout es que el componente estresante surge de la interacción social entre quien ofrece sus servicios y quien los recibe, examinar diferencias individuales en las habilidades para regular las emociones negativas de los demás, así como manejar las propias sería un elemento clave en el estudio de los recursos personales que hacen al profesorado más resistente a la aparición del síndrome. Algunos trabajos recientes han encontrado pruebas de que una gestión adecuada de las reacciones emocionales disminuye los niveles globales de estrés laboral del docente, incluso cuando se controlan estresores típicamente organizacionales y del entorno de trabajo.


Ruth Mujica

Ruth M. Mujica-Sequera

Autor del Blog Docentes 2.0: Dra. Ruth Mujica-Sequera, es venezolana y está residenciada en el Medio Oriente desde el año 2011. Fundadora y CEO de Docentes 2.0 y la Revista Tecnológica-Educativa Docentes 2.0. Ingeniero de Sistema con Doctorado en Tecnología Educativa y Posdoctorado en Ciencias. La Dra. Ruth Mujica-Sequera es la Embajadora Latinoamericana de la Tecnología Educativa - Embajadora Nacional de Venezuela reconocida por ReviewerCredits