
El poder que el docente ejerce en el aula, mediante el que se relaciona con sus educandos, adquiere importancia cuando la forma cómo se ejerce y se manifiesta con los estudiantes constituye un obstáculo y una dificultad en el proceso de enseñanza-aprendizaje, por crear situaciones educativas que propician y facilitan poco el aprendizaje el cual es formalmente el objetivo central de las instituciones escolares y de la función del docente.
El poder del educador adquiere relevancia, asimismo, cuando se analiza la manera en que a través de sus estudiantes trasciende el aula y el ámbito escolar, formando en ellos, hábitos, conductas y actitudes frente a la sociedad y a los otros. Las relaciones y el ejercicio del poder del docente en el aula no ha sido un tema estudiado como tal; no obstante, numerosos estudios recientes analizan el saber y el conocimiento como elementos a través de los cuales el docente erige su autoridad y fundamenta de su poder. Otros estudios, enfatizan la relación docente-estudiante como determinante de la conducta del educando, así como del nivel y tipo de aprendizaje que se produce.
Por lo tanto, las relaciones sociales efectivos implican relaciones de poder ya que los seres humanos tratan de orientar, conducir e influir la conducta de los otros. Adoptan diferentes formas y se producen en diferentes niveles. Las relaciones de dominación son aquéllas permanentemente disimétricas en las que la libertad de los participantes se ve muy limitada o prácticamente anulada. Implican obediencia y disciplina. El ejercicio del poder son todos los mecanismos, técnicas y modos que se usan para obtener el poder en una relación: es el modus operandi del poder.
Las situaciones educativas son el conjunto de elementos y factores, que conforman el estado en el que se da el proceso de aprendizaje en un centro educativo o escolar.