La atención en el aula de clases, tiene una influencia considerable en la mejora del clima de manera que, si ésta se mejora, reduce significativamente la conflictividad. El autor Vaello considera que en el aula de clases se dan dos tipos de atención:
1. La atención del estudiante que debería ser concentrada en torno a la tarea o al docente.
2.- La atención distribuida de los docentes hacia todo el estudiante por igual. Sin embargo, muchas veces ocurre justo lo contrario: el docente la tiene concentrada hacia unos pocos de sus estudiantes mientras sus educandos la dispersa hacia diferentes elementos distractores.
La atención en el aula de clases, se puede estimular a partir de dos estrategias:
1. Estrategias para captar la atención.
2. Estrategias para mantenerla.
Las estrategias para manejo del aula de clases, permiten tener distintas herramientas o métodos que establecen y facilitan las formas que tiene el docente de llevar a cabo procedimientos en la sala de clases, sobre todo, cuando el comportamiento de los estudiantes afecta el desarrollo de la clase y el proceso de enseñanza-aprendizaje efectivo. Éstas contribuyen al docente en la labor de explicar, hacer comprender, motivar, estimular y mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje, en el curso en el que se está desempeñando, facilitando y contribuyendo a una educación de calidad, donde la profesionalidad del docente cumple un rol primordial.
Es fundamental tener claro que, aunque las sanciones sirven para detener ciertas conductas, no es suficiente para lograr un aprendizaje significativo, de hecho, las estrategias reactivas agravan las conductas problemas debido a que el educando dirige la mayor parte de su atención a las conductas inapropiadas, dejando de lado aquellas que son adecuadas en el aula de clases.
En síntesis, resulta de vital importancia comenzar a utilizar otras herramientas y estrategias que fortalezcan comportamientos más adaptativos en el aula de clases, como por ejemplo los refuerzos positivos. Este tipo de refuerzos, enseñan y mantienen habilidades que aumentan la capacidad de los estudiantes para funcionar exitosamente en la institución educativa. Un ejemplo de refuerzo positivo sería, hacer un reconocimiento público a aquel estudiante que se comporta de forma adecuada en el aula de clases, usar reconocimientos que los estudiantes quieran y enseñar los comportamientos nuevamente si las cosas no andan bien.