
Los estudiantes perciben la necesidad de expresar, mediante la escritura, lo que se piensa y se sienten muy orgullosos cuando lo hacen y los demás pueden leer su escritura. Existen muchas actividades que pueden estimular a aquellos estudiantes que no se atreven a expresar sus ideas en forma espontánea. La institución educativa conformada por un grupo de docentes comprometidos debe conceder tiempo y espacios suficientes para no presionar al estudiante en la construcción del conocimiento. Por este motivo, una vez realizados los primeros intentos, es de suma importancia leer el producto, evitando corregir los errores, tal como lo señala el autor Kaufman, porque “traumatiza al incipiente escritor y le destruye la magia de su creatividad”.
En la creación de los textos escritos el educando comienza a expresar lo que siente y en la forma natural que lo siente, con un margen ilimitado de espontaneidad. Es necesario mantener esas ganas de escribir porque con ella aprenden a vencer las dificultades que pueda tener en su expresión oral. Existen actividades altamente significativas para incentivar al estudiante en la escritura: adivinanzas, cuentos, fábulas, poesías, juegos, dramatizaciones y otros, que pueden complementarse con dibujos.
En esto son todos unos expertos, salvo en aquellos casos cuando el docente restringe la imaginación y la creatividad artística del estudiante. Para tener éxito en esos primeros escritos es importante que:
1.- Se le hayan dado todas las oportunidades al estudiante para que narre sus experiencias.
2.- El docente se haya dedicado antes a explicar varios cuentos para que ellos entiendan la secuencia de los hechos.
En síntesis, como la escritura es considerada un rasgo de la personalidad que se manifiesta en los comienzos de la adolescencia, es necesario aclarar que viene evolucionando y madurando con el educando durante los estadios anteriores, desde el mismo momento en el cual se inicia en la escritura, desde que es capaz por sí solo de manifestar su pensamiento en forma escrita. Y, de acuerdo con el autor Graves, quien sustenta que “No importa que escriba con errores de sintaxis y/o con errores ortográficos, porque con esos errores puede comprenderse el mensaje”.