La institución educativa no es el único lugar en el que se educa en valores, pero, quizá ahora más que nunca, es muy conveniente recuperar su protagonismo al respecto por diferentes razones. La institución es uno de los lugares en los que más tiempo se está durante los primeros años de vida; además, se puede aprender a respetar a los demás y a ser respetado, a estimar unos valores y denunciar la falta de otros, a comportarse de una manera cooperativa, solidaria e interdependiente, entre otros.
Es pertinente resaltar, que los docentes y los padres son los primeros responsables de la educación de los hijos y estudiantes, es por eso que «el hogar es un lugar apropiado para la educación de las virtudes», ya que es el primer ambiente natural y necesario de la educación es la familia, a los padres corresponde en primer lugar el derecho de mantener y educar a sus propios hijos en valores. La familia es «la primera escuela de solidaridad; como comunidad de amor, encuentra en el don de sí misma la ley que la rige y hace crecer». La educación en valores se fundamenta en el respeto mutuo del rol de los docentes, estudiantes y de la familia, y este requiere:
- La revalorización de la figura del educador y el desarrollo de un código de acciones previamente acordadas.
- Utilizar el diálogo interactivo entre docentes, estudiantes, padres.
- Promover el desarrollo e interiorización de valores a través de técnicas y actividades diversas.
- Conducir a mejorar el rendimiento escolar, disminuir la conflictividad, socializar al individuo, asimilar e integrar valores, actitudes y normas.
- Sustituir determinados valores por otros más acordes con la idea de que vivimos en un solo mundo.



