En un mundo cada vez más digital, produce cada día grandes amenazas que no se limitan a la interrupción del negocio, la seguridad de sus datos o la huella digital de las personas. Este tipo de cambio también introduce amenazas significativas a la educación.
Es probable que se pueda hacer muy poco para reducir estas amenazas en una escala macro que no sea impactarlas financieramente como consumidores, ya que son los primeros problemas económicos. No obstante, se hace necesario que los docentes puedan comenzar a entenderlos.
A continuación, listaremos cómo el cambio de tecnología impacta la enseñanza:
1. Recompensa a los docentes que piensan como diseñadores: El puede crear una falsa dicotomía, el desorden que es la proliferación, la fragmentación y la corta vida útil de la tecnología educativa parece justificar a los opositores que se encuentran en la idea de estar «a favor» o «en contra» de la tecnología no es el punto, y no estamos limitados a estas posiciones sensacionalistas, a diferencia de las políticas de identidad.
2. Lo hace más costoso: Si bien es obvio que reemplazar software y hardware obsoletos costará dinero, también crea un objetivo móvil para los educadores que intentan implementar lo que es, por su propia naturaleza, innovador y original. A menudo se requiere que los educadores sean los dos primeros expertos en aprendizaje, luego proveedores de tecnología con fluidez, pioneros en la adopción temprana y, finalmente, administradores principales de todo el proceso para más estudiantes por semestre / año.
3. Puede dejar de enfatizar la tecnología si mantiene el foco en la función: Si la tecnología siempre está envejeciendo, está fragmentada a través de generaciones de hardware, y viene en un rango de formas siempre dinámico, aunque frustrante, esto no siempre es algo malo. Si bien es un desafío y ciertamente frustrante, una vez que uno puede superar todo el espectáculo, fomenta un reenfoque del estudiante y, con suerte, un diseño curricular y de evaluación que respalde a ese educando.
4. Requiere que se piense de manera diferente sobre las políticas educativas: Los rápidos cambios tecnológicos aumentan la necesidad de una persistente e informal formación. Las políticas tecnológicas, los planes de crecimiento docente e incluso las estructuras de departamentos son impotentes frente a esta tasa de cambio y este grado de fragmentación. No obstante, los estándares académicos y las expectativas culturales requieren que los educadores estén en la cima de su juego, y en la vanguardia de todo lo que se está aprendiendo, sin mencionar todo lo que es tecnología.
5. Se requiere mejor pensamiento: Para que la tecnología se desestime a medida que se transforma constantemente, los educadores tendrán que cambiar sus hábitos de pensamiento. Evitar llegar a conclusiones, sacar inferencias erráticas sobre muy pocos datos, pregonar sesgos, negarse a considerar soluciones alternativas son solo algunas de las formas en que los humanos detrás de la tecnología tendrán que cambiar. La tecnología es primero una construcción personal y cultural, no importa cuál sea los objetivos de los educadores.
En síntesis, en la educación debe haber un cambio similar en la forma en que se implementan estas herramientas, lo que primero se requiere es un ajuste del dogma y puntos ciegos cognitivos. De lo contrario, las instituciones caen en patrones antiguos de pensamiento rotos en el nivel de infraestructura, donde el nivel macro de educación permanecerá relativamente inalterado en lugar de cambios constantes en el nivel micro.
