El primer día de clases, es un día donde todos los docentes deberían aprender el nombre de sus estudiantes, estimar su estatura, saber a qué escuela asistieron por última vez, saber qué idiomas hablan y tener una idea de lo que la escuela, al menos a principios de año, parece significar para ellos. Pero ¿qué más debe saber el docente?
La idea es usar el primer día, semana o mes, para conocer las cosas correctas sobre sus estudiantes. Su relevancia depende del estudiante, su nivel de grado, qué tan articulados son, qué tan cómodos están con pensar en pensar, entre otros.
A continuación, listaremos algunas interrogantes claves para iniciar el año escolar:
1. ¿Qué amas?
2. ¿De que estas más orgulloso?
3. ¿Cuándo estás en tu mejor momento como: persona, estudiante, amigo, hermano o hermana?
4. ¿Cómo respondes, emocionalmente, cuando te retan?
5. ¿Qué necesitas de mí para tener éxito este año?
6. ¿Qué significa «entender» algo?
7. ¿Qué debe «hacer» la escuela por ti?
8. ¿Qué debes hacer con las cosas que sabes?
9. ¿Eres un lector exigente?
10. ¿Quiénes son tus héroes y por qué?
11. ¿Qué desean aprender este año?
12. ¿De qué tienes curiosidad?
13. ¿Cuándo eres más creativo?
14. ¿Qué quieres que conozca de ti?
15. ¿Crees que eres un buen estudiante?
16. ¿Crees que exista una diferencia entre el año escolar anterior a este?
En síntesis, los avances en las materias relacionadas con el aprendizaje y la instrucción nos permiten conocer mejor cómo se aprende y, por lo tanto, ofrecen sugerencias interesantes sobre cómo debe el docente plantearse la docencia. Cuando los resultados que se persiguen son diferentes, también lo son los métodos que se van a utilizar para alcanzarlos. Por ello, resulta ineludible cuestionar seriamente los métodos más tradicionales para discernir qué pueden seguir aportando en este nuevo escenario y en qué aspectos pueden resultar excesivamente limitados y deben, por lo tanto, complementarse con otros.