En la actualidad, los involucrados en el proceso de enseñanza-aprendizaje e investigadores se han estado cuestionando sobre el desarrollo social, capacidad del estudiante para establecer amistades con otras personas, proceso de socialización, valores, hábitos, conocimientos y la incorporación a la sociedad. Además, se debaten conceptos como los de habilidades o competencia sociales que nacen con fuerza como potencialidades humanas.
No obstante, no existe una definición aceptada sobre competencias sociales. Algunos autores la definen en términos de conductas específicas mientras que otros enfatizan la importancia de variables cognitivas y afectivas (Dodge, Asher y Parkhurst, 1989). Por lo tanto, esto se debe a que la conducta socialmente competente no es un rasgo unitario ni generalizado, está determinada situacionalmente (Paula, 2000). No es sorprenderte que los autores hablen de “competencia social” y de “habilidades sociales” por separado, y esto se debe, a que las habilidades sociales pueden incluirse dentro de la competencia social (Trianes, Muñoz y Jiménez (2000, 17).
A continuación, listaremos algunos componentes de la competencia social de acuerdo con el autor Martinez-Otero (2007) son:
- Habilidad: Capacidad y la destreza para realizar algo.
- Objetivo: Es la meta a la que se dirigen las personas en sus interacciones sociales.
- Estrategia: Son los planes de acción que se encaminan a alcanzar los objetivos.
- Situación: Tanto la situación objetiva como la subjetiva influyen en los objetivos y estrategias de los alumnos.
Por ello, tal como señala el autor las competencias sociales se alcanza y se favorece de los modelos que observa, de sus propias acciones y de los refuerzos que obtiene. La competencia social, establecida sobre la capacidad cognitivo-emocional y relacional del sujeto, manifiesta el desarrollo saludable de la personalidad y la adaptación a distintos ámbitos.
La virtualidad como escenario educativo invita a repensar desde vivencias personales, familiares, cotidianas y pedagógicas, las nuevas tendencias de acceso a la información, construcción de conocimiento, establecimiento de relaciones sociales y humanas, así como la forma de generar procesos de enseñanza – aprendizaje. Desde la mirada actual, la combinación de los espacios de educación a distancia y virtual en tiempo de pandemia es posible afirmar que son un espacio que conduce a nuevas formas de pensarse la realidad, establecer nuevas formas de interacción y comunicación. Además, deben considerarse las competencias sociocognitivas básicas como son: Aprender a buscar información, comunicarse, colaborar y participar.
En síntesis, es necesario normalizar el rol de la virtualidad en la formación, es necesario centrar la atención de los estudiantes, las competencias sociocognitivas se pueden desarrollar sin inconvenientes desde su equipo móvil, uso de WhatsApp, redes sociales videoconferencias y correo electrónico. Es necesario que todos los involucrados en el proceso de enseñanza-aprendizaje aprendan a identificar, utilizar y explorar la virtualidad en la era del conocimiento, es hora de empoderarse.