En los últimos años, el concepto de innovación se ha reconocido cada vez más como un factor clave para el éxito educativo. Mientras que en el pasado el término innovación se refería a nuevos productos, hoy en día muchas instituciones educativas han implementado iniciativas colaborativas que ven la innovación como algo que va mucho más allá de educar en todos los procesos y actividades a través de los cuales se crea valor financiero. Desde este punto de vista, la innovación se convierte en el intento diario de mejorar el rendimiento no solo haciendo cosas nuevas, sino también la mejora de las cosas existentes o la realización de las actividades de manera diferente e inteligente.
Existe una enorme cantidad de escritos disponibles sobre el tema de la innovación para los líderes. Pero, hoy listaremos los cinco elementos bases que debe poseer un líder educativo en la era digital:
- Destrezas y habilidades: Los investigadores generalmente considera las habilidades la base fundamental de todo emprendimiento, a menudo se enfocan la innovación como una función de creatividad, habilidades y técnicas, por ejemplo, “hacer que los docentes sea más creativa e innovadora en las aulas de clases”. No obstante, esta definición debe ampliarse para incluir otras categorías de habilidades esenciales.
- El imperativo institucional: Esta es probablemente la base más importante, dado que muchas instituciones educativas están atrapadas tratando de obtener mejoras a través de medios con los que ya están familiarizados. Sin embargo, parece que volverse innovador, esencialmente por desesperación o como último recurso. Es necesaria una visión estratégica en la que la innovación sea imprescindible, no agradable. De lo contrario, la innovación es una iniciativa más del día.
- Procesos, sistemas y estructuras de innovación: La columna vertebral del proceso clásico para la innovación de nuevos conocimientos o procesos inicia con la unión de una necesidad del mercado con una solución técnica y termina con una elaboración estable y rentables. Muchas instituciones educativas no han formalizado este proceso. A menudo hay enlaces débiles o rotos; en muchos casos, estas deficiencias son tan costosas que aniquilan cualquier innovación antes de que pueda prosperar.
- Mentalidad y cultura: La alta dirección puede dirigir con éxito a los dependientes a comportarse de formas más innovadoras y, en consecuencia, ver resultados positivos. Pero, aunque el comportamiento cambiará, existe una gran diferencia entre “hacer innovación” y “ser innovador”. El individuo innovador siente curiosidad por lo que está sucediendo y si se puede mejorar. Cuando surge una nueva idea, el innovador da los primeros pasos para probarla. Por ello, la motivación y la energía son fundamentales para la innovación.
- Liderazgo: Existe al menos seis mandatos para cualquier equipo que desee promover el cambio hacia la innovación. Todos apuntan a elementos de ser líderes, no solo a adoptar un comportamiento de liderazgo. Primero, tener claro ¿cómo sería ser innovador en su organización? En segundo lugar, asegúrese de que las cinco bases estén cubiertas. En tercer lugar, articule la conexión entre ser innovador y el imperativo institucional de forma clara, implacable y en cada oportunidad. Cuarto, recuerde que los ejecutivos no tienen que ser los generadores de ideas. Quinto, manifestar el cambio de mentalidad de lo reactivo a lo creativo y del pensamiento de memoria a un pensamiento fresco. Y por último, el equipo debe acostumbrarse a insistir en lo imposible.
En síntesis, existen abundantes oportunidades para optimizar, mejorar, crear soluciones de valor agregado y ser más efectivos en todos los equipos, departamentos y la organización. Por ende, el líder educativo debe utilizar el proceso de descubrimiento para ayudar a que el flujo de ideas evolucione hacia soluciones que creen valor agregado para la organización.
