Al satisfacer las necesidades afectivas como el amor, pertenencia y conexión de los jóvenes en las aulas de clases, el docente puede logra el aprendizaje significativo. Esta relación es la base motivacional crítica para el aprendizaje y el desarrollo exitosos. Como afirma Noddings (1988) «es obvio que los niños trabajarán más duro y harán cosas (incluso cosas raras como sumar fracciones) para las personas que aman y en las que confían» (p. 4).
De acuerdo con Tierney et al. (1995), los estudiantes necesitan del docente lo siguiente:
- Apoyo amoroso: El apoyo amoroso se traduce en satisfacer las necesidades de seguridad emocional. Los supervivientes resilientes hablan de la disponibilidad tranquila, la consideración positiva fundamental y la bondad sencilla y sostenida de los docentes: un toque en el hombro, una sonrisa, un saludo.
- Respeto: Es de suma importancia, que una persona nos reconozca, nos vea como somos, como iguales en valor e importancia ya que esto ocupa un lugar destacado en las relaciones.
- Compasión: Los docentes transmiten un amor sin prejuicios que mira más allá del comportamiento negativo de los estudiantes, ve el dolor y el sufrimiento.
Por consiguiente, el docente debe tener una visión educativa sólida; considerar la enseñanza y el aprendizaje como su enfoque principal y estructurar todo lo que hace en torno a esto. Esto crea una actitud impulsada por un propósito dentro de una aula, una actitud que puede resistir los obstáculos.
Hay varias maneras de crear y fomentar un compromiso con la enseñanza y el aprendizaje en las aulas. Estos incluyen la creación de programas de enseñanza -aprendizaje bien organizados que garanticen que todos aprendan exactamente qué debe suceder y cuándo. Además, los educadores y los estudiantes deberían poder trabajar dentro de sus aulas de forma eficaz ya que los movimientos entre clases deberían tener un propósito. Del mismo modo, deben gestionar el tiempo para garantizar la máxima cantidad de enseñanza y aprendizaje.
En síntesis, los docentes no toman personalmente el comportamiento de sus estudiantes. Entienden que no importa cuán negativo sea el comportamiento, él o ella está haciendo lo mejor que puede dada su forma de ver el mundo. “La gente me pregunta cuáles son mis ‘métodos’. No tengo un método. Pero creo que una de las cosas que me hace un maestro adecuado o competente es que nunca juzgo» y «les digo a mis hijos que los amo todos los días” (Bacon, 1995, p. 44).
Referencias
Bacon, J. (1995). The place for life and learning: National Teacher of the Year, Sandra McBrayer. Journal of Emotional and Behavioral Problems 3, 4: 42-45.
Noddings, N. (1988). Schools face a crisis in caring. Education Week, 32.
Tierney, J., Grossman, J., and Resch, N. (1995). Making A Difference: An Impact Study of Big Brothers/Big Sisters. Public/Private Ventures.
