Si deseamos que las personas sean responsables, respetuosos, eficaces y ordenados, uno de los valores que se debe fomentar en las aulas de clases es la puntualidad. Ésta es una actitud que se adquiere desde los primeros años de vida, mediante la formación de hábitos en la familia, donde las normas y costumbres establecen horarios para cada una de las actividades. Además, es un reflejo de respeto al tiempo de los demás, ya que en las instituciones educativas y en la vida social, llegar a tiempo es un signo de buena educación.
La puntualidad en general es una medida que exige de la persona ejecutar determinada acción en un tiempo determinado, ya que, aunque la acción es realizada satisfactoriamente, desnivela el balance de tiempo de todas las demás. Por tanto, no solo deben ser puntuales los estudiantes sino también los docentes. Ser puntual trae numerosas ventajas: hace que las personas sean fidedignos y confiables.
Cada una de las acciones u omisiones genera en las personas cierta idea de la forma de pensar, de actuar y de lo que se puede esperar. Ejercer la puntualidad es un modo de ganarse la confianza de los demás, y de demostrar que la palabra vale. El valor de la puntualidad es muy importante en la vida escolar ya que el tiempo es una de las mayores riquezas que el hombre posee. El estudiante que se retrasa causa perjuicio a los demás, pero también él en sí mismo sufre las consecuencias de este retraso. Sus faltas de puntualidad demuestran que es incapaz de imponerse una disciplina, de estar a tiempo para cumplir obligaciones con sus docentes, sus compañeros y consigo mismo.
En los países orientales, el padre reprende a sus hijos, con la siguiente expresión: “Nadie es dueño de mi tiempo. Nadie tiene derecho para disponer del tiempo de una persona”. Si reflexionamos sobre este ejemplo, se puede afirmar que para encontrar una razón para ser puntual se debe analizar que nadie puede disponer del tiempo de los demás.
Para fomentar el valor de la puntualidad enmarcada dentro de la responsabilidad, el respeto, la autonomía, la libertad, la laboriosidad y el trabajo en la vida de los estudiantes, se pueden realizar las siguientes actividades:
1. Enseñar a no ignorar la alarma y actividades.
2. Indicarle a los estudiantes o hijos que no pierdan el tiempo
3. Practicar la regla de los 15 minutos
4. Implementar un incentivo a la puntualidad
5. Crear un ambiente puntual
En síntesis, promover el valor de la puntualidad dentro de los valores del respeto, la responsabilidad, autonomía, libertad, trabajo y enseñar a los estudiantes métodos prácticos para desarrollarlo y mantenerlo como parte importante para sí mismo y para los demás.