La visión del juego como método y recurso didáctico, se establece como el resultado de crear una hipótesis sobre el comportamiento de los estudiantes en sus primeros años de edad escolar. Para admitir esto, desde el punto de vista pedagógico es necesario acudir, al estudio del significado del juego, su definición y características, partiendo de los supuestos lúdicos que aparecen en el comportamiento infantil.
De acuerdo con algunos autores, se puede afirmar que “El juego es autoexpresión, descubrimiento del mundo exterior y de sí mismo”. En el juego el estudiante expresa su personalidad integral, pero no sólo es una oportunidad de autoexpresión para él, igualmente es una actividad significativa de las posibilidades de descubrimiento, de exploración y experimentación con las sensaciones, con los movimientos, con las relaciones, a través de las cuales el educando descubre y se descubre a sí mismo. Es, al mismo tiempo, un proceso de descubrimiento de la realidad exterior, a través del cual va formando y reestructurando progresivamente sus conceptos sobre el mundo.
Entre los objetivos de los juegos educativos, podemos nombrar:
- Establecer relaciones constructivas y equilibradas.
- Estimular la práctica de la actividad física.
- Solucionar los problemas que exijan el dominio de patrones motores básicos.
- Conocer y valorar su cuerpo y la actividad física como medio de exploración y disfrute de sus posibilidades motrices.
El valor didáctico del juego está dado por la combinación de aspectos propios de la enseñanza, como son: la participación, dinamismo, entrenamiento, interpretación de papeles, colectividad, modelación, retroalimentación, carácter, obtención de resultados completos, iniciativa, carácter sistémico y competencia. Algunos de los principios de la actividad lúdica, son:
- La participación es el principio básico, es un elemento clave en la atención educativa a la diversidad.
- El dinamismo expresa el significado y la influencia del factor tiempo en la actividad lúdica del estudiante.
- El entrenamiento, refleja las expresiones agradables e interesantes que presenta la actividad lúdica, las cuales ejercen un fuerte efecto emocional en el educando y puede ser uno de los motivos fundamentales que propicien su participación en el juego.
- El valor didáctico, consiste en que el entretenimiento refuerza considerablemente el interés y la actividad cognoscitivos.
- La interpretación de los roles, está fundamentada en la modelación lúdica de la actividad humana y refleja los fenómenos de la imitación.
- La retroalimentación, la cual en su materialización para ajustar el proceso de enseñanza, a través de la obtención de información, registro, procesamiento, almacenamiento, elaboración de efectos correctores y su realización.
- Los resultados concretos, figuran como saldo de la actividad teórica desplegada.
- La competencia, incita a la actividad independiente, dinámica y moviliza todo el potencial físico-intelectual. En niveles iniciales, cuando la competencia es menor el cansancio en el juego es mayor y, como consecuencia de ello, se da el abandono.
- La iniciativa y el carácter sistémico. Al ser una actividad independiente.
En síntesis, de acuerdo con el autor Ortega, la riqueza de estrategias que permite desarrollar hace del juego una excelente ocasión de aprendizaje y de comunicación, entendiéndose como aprendizaje un cambio significativo y estable que se realiza a través de la experiencia. Es racional pensar que dadas estas posibilidades estemos ante un método didáctico y una estrategia que permite una más adecuada educación en la multiplicidad.